¡Imagina construcciones impresionantes creadas a partir de setas y edificios cubiertos con paneles de algas que no necesitan energía adicional para funcionar! O ¿qué tal tejidos técnicos superavanzados hechos de fibras de lino, reforzando materiales con poderes autoreparables? Estas no son escenas de una película de ciencia ficción, sino aplicaciones reales y sorprendentes de biorresiduos en el mundo de la construcción sostenible.
El sector de la construcción está pisando fuerte hacia la economía circular, dándole una segunda vida a los desechos orgánicos y disminuyendo significativamente su impacto ambiental. Esto es crucial, considerando que la construcción mundial es culpable de un porcentaje alarmante de desechos sólidos y emisiones contaminantes, consumiendo durante el proceso cantidades astronómicas de energía y recursos.
En la Unión Europea, el 30% de todos los residuos provienen de la construcción, según el revelador informe de ARUP sobre el ciclo urbano del biorresiduo, que detalla cómo transformar desechos naturales en innovaciones arquitectónicas y de construcción.
A pesar de generar anualmente 2.600 millones de toneladas de basura, con 43.4 millones de origen natural, Europa ha confiado tradicionalmente en métodos no sostenibles como vertederos e incineración. Estas prácticas, aparte de ser dañinas ambientalmente, desperdician potencialmente recursos valiosos que podrían tener un mejor uso, como por ejemplo, en compostaje.
Convertir 1 kg de biorresiduos en compost produce tan solo 0,15 kg de CO2, en comparación con la incineración que emite alrededor de 2,15 kg de CO2 y el vertido que resulta en aproximadamente 2,75 kg de CO2.
Materiales de construcción que regresan a la naturaleza
Así emerge una visión innovadora para el aprovechamiento de los biorresiduos en la construcción, propuesta por ARUP como económicamente atractiva. La firma sostiene que el valor de mercado de biorresiduos usados en construcción supera con creces al de su compostaje o incineración, abriendo puertas a una economía completamente nueva.
«Esta brecha en el valor comercial podría ser el comienzo de un florecimiento económico», anticipan desde ARUP, destacando que estos materiales, una vez finalizado su ciclo en la construcción, retornan al medio ambiente, y su valor puede incrementarse aún más si estos son reutilizados o remanufacturados.
“Estamos frente a una magnífica oportunidad de capturar carbono y reducir residuos utilizando más materiales biológicos en la construcción. Es momento de aprovechar esta ocasión desarrollando y adaptando materiales sostenibles en nuestros procesos productivos”, comparte el vicepresidente de ARUP, Tristram Carfrae.
El panorama actual en construcción sostenible
Actualmente, hay más de 100 empresas dedicadas al desarrollo de productos naturales para la construcción, utilizando materias primas tan variadas como la caña de azúcar, el maíz, o las cáscaras de piña. Algunos de sus usos más innovadores en la construcción sostenible incluyen:
- Muros y particiones creados con residuos orgánicos que ofrecen ligereza y resistencia a impactos.
- Mobiliario transformado a partir de desechos en piezas únicas, como sillas y mesas.
- Materiales con excelentes propiedades acústicas derivados de bioespumas de soya.
- Productos para aislamiento térmico innovadores hechos con residuos agrícolas, perfectos para mantener los edificios frescos o cálidos.
- Textiles para suelos, como alfombras y moquetas, fabricadas con los residuos de la cosecha de plátanos o piñas.
Este informe desvela que, si bien la producción se realiza con un enfoque local, los recursos disponibles y la problemática de los residuos son de escala global, abriendo una ventana de oportunidades internacionales que puede adaptarse a las características y necesidades de cada región, tanto desde una perspectiva ecológica como socioeconómica.