Delfines que padecen Alzheimer

Solíamos pensar que sólo los humanos sufrían la enfermedad de Alzheimer, ese debilitante trastorno neurológico que afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años. Pero resulta que no somos los únicos. Ahora también se han encontrado delfines muertos con placas similares a las del Alzheimer en sus cerebros, lo que indica claramente que es probable que se hayan varado a causa de la enfermedad, informa ScienceAlert.

El descubrimiento es una ominosa advertencia para todos nosotros, ya que también apunta a una posible causa del Alzheimer: la toxina ambiental BMAA.

Cada uno de la docena de casos de Alzheimer identificados hasta ahora en los delfines se ha asociado también con el BMAA, que es producido por las floraciones de algas verde-azules comunes en los hábitats de los delfines. Esta neurotoxina queda fácilmente atrapada en la red alimentaria del océano, de la que los delfines dependen más directamente que nosotros, pero los humanos también dependen de ella y pueden ser susceptibles de sufrir la misma preocupación.

«Los delfines son una especie centinela excelente para las exposiciones tóxicas en el medio marino», explicó la Dra. Deborah Mash, coautora del estudio. «Con el aumento de la frecuencia y duración de las floraciones de cianobacterias en las aguas costeras, los delfines podrían proporcionar una alerta temprana de las exposiciones tóxicas que podrían afectar a la salud humana».

La investigación fue publicada en la revista PLOS One.

La conexión con la exposición a las toxinas

La conexión con el BMAA no es una sorpresa total. Experimentos anteriores han demostrado que la exposición crónica al BMAA en la dieta puede desencadenar cambios neurodegenerativos tanto en humanos como en primates no humanos. Ahora podemos añadir a los delfines a esa lista.

Aunque los investigadores no están seguros de que el BMAA provoque el desarrollo de placas amiloides relacionadas con el Alzheimer en los seres humanos como lo hace en los delfines, sabemos que se trata de una sustancia desagradable asociada a las enfermedades cerebrales, y es algo que debe investigarse a fondo.

Aunque las floraciones de algas verdeazuladas se producen de forma natural, pueden crecer de forma espectacular en condiciones de aguas cálidas. Por tanto, a medida que nuestros océanos se calienten debido al cambio climático, la exposición a los BMAA no hará más que aumentar.

«La gente debería tomar medidas sencillas para evitar la exposición a las cianobacterias», dijo el coautor Paul Alan Cox.

Eso implica evitar comer criaturas que se encuentran en la parte superior de la cadena alimentaria del océano, donde el BMAA puede bioacumularse. Por ejemplo, se ha demostrado que los tiburones tienen un alto contenido de BMAA, y los que consumen sopa de aleta de tiburón o toman píldoras de cartílago probablemente se están exponiendo a esta neurotoxina.

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