Los castores son uno de los roedores más conocidos y reconocibles del reino animal. Hay dos especies de castores, el norteamericano y el euroasiático. Estos mamíferos semiacuáticos tienen dos grandes dientes incisivos con una superficie dura y de color naranja. Los castores son herbívoros, con preferencia por las ramas leñosas de los árboles. El castor norteamericano es el mayor roedor de América del Norte, sólo superado por el capybara.
Esta especie nocturna clave construye impresionantes presas y refugios, pero es muy controvertida debido a los daños e inundaciones que causan en los entornos artificiales. Desde sus secreciones con olor a vainilla hasta su asombrosa capacidad para alterar un ecosistema, he aquí ocho datos fascinantes sobre los castores.
Tabla de contenidos
1. Hay 2 especies de castores
En el mundo existen dos especies de castores: el castor norteamericano y el castor euroasiático. Son los únicos miembros de la familia Castoridae, ambos del género Castor. Las principales diferencias entre las dos especies es que el castor euroasiático es un poco más grande, con un hocico más grande y estrecho. La piel interior de los castores euroasiáticos es más fina y ligera que la de los castores norteamericanos. Los castores norteamericanos también tienden a tener un color de pelaje más oscuro.
2. Son más gráciles en el agua
Los castores no son precisamente caminantes suaves. Su pesada complexión y sus cortas patas les obligan a desplazarse de un punto A a un punto B. En lugar de huir de posibles depredadores cuando están en la orilla, se apresuran a volver al agua lo antes posible, donde su habilidad para nadar puede librarles fácilmente del peligro. Sus patas traseras palmeadas actúan como aletas y sus colas planas y ovaladas funcionan como timones, ayudándoles a desplazarse por el agua a velocidades de hasta ocho kilómetros por hora.
Otras adaptaciones que permiten a los castores disfrutar de una vida semiacuática son unas fosas nasales que se cierran con fuerza cuando nadan, un tercer párpado transparente que les permite ver bajo el agua, músculos en las orejas que les permiten plegarlas para evitar que entre el agua y un pelaje grueso y aceitoso que mantiene a raya el agua y el frío.
3. Sus colas tienen muchos usos
Con un simple golpe de su gran cola plana en el agua, un castor envía una advertencia a otros castores sobre un peligro inminente. Y es un práctico timón al nadar. Pero estos no son los únicos usos de esa gruesa y correosa cola.
La cola del castor mide unos 30 centímetros de largo y cinco de ancho. Una cola tan grande y robusta resulta muy útil cuando el castor está en tierra. Cuando el castor se levanta sobre sus dos patas traseras para roer ramas o troncos de árboles, la cola actúa como una pata más, ayudándole a mantener el equilibrio. La cola también puede utilizarse como palanca cuando intenta arrastrar ramas voluminosas y pesadas por la orilla o hasta su posición en una presa.
Aunque la cola del castor es una gran herramienta, hay un error común sobre su uso. Los castores no utilizan su cola para colocar el barro en sus presas, sino que utilizan sus manos y brazos.
4. Los castores secretan una sustancia viscosa con aroma a vainilla
Los castores fabrican un compuesto químico en una glándula aromática llamada sacos de ricino, situada bajo su cola. Utilizan esta sustancia viscosa parecida a la melaza, llamada castóreo, para marcar su territorio.
Esta secreción huele tanto a vainilla que históricamente se ha recogido para aromatizar alimentos y perfumes. Aunque todavía está aprobada por la FDA, la mayor parte de la vainilla que se utiliza en el mundo (el 94%) es sintética, y la mayoría de los fabricantes ya no utilizan el castóreo en el extracto de vainilla, aunque todavía lo utilizan algunos fabricantes de perfumes.
5. Fueron atrapados casi hasta la extinción
Ralston Dan H., U.S. Fish and Wildlife Service / Wikimedia Commons / Public Domain» src=»https://economiacircularverde.com/wp-content/uploads/2022/11/opt__aboutcom__coeus__resources__content_migration__mnn__images__2016__04__Agent_bragg_and_beaver_pelts-5e2c28c02335490fa92d01fdf693bb18.jpg» height=»1199″>
Los castores euroasiáticos estuvieron a punto de extinguirse debido a la caza excesiva y a la pérdida de hábitat, y se calcula que a principios del siglo XX quedaban unos 1.300 castores en estado salvaje. El castor norteamericano estuvo a punto de desaparecer del continente debido a la caza por sus pieles y castóreo. Se calcula que los castores norteamericanos llegaron a tener entre 100 y 200 millones de ejemplares, pero a principios del siglo XIX casi habían desaparecido.
Los programas de reintroducción han tenido éxito, y la población del castor norteamericano es abundante en toda su área de distribución. La población de castores euroasiáticos es menos abundante, pero debido a los esfuerzos de reintroducción y gestión, los castores euroasiáticos están ahora establecidos en Francia, Alemania, Polonia y partes de Escandinavia y Rusia.
6. Los castores viven en elaboradas cabañas
El hábitat preferido de los castores es uno con mucha agua cerca, ya que así se mantienen fuera del alcance de los depredadores. Los castores construyen sus hogares, llamados refugios, en las orillas de los lagos y los ríos, o en islas en medio de un curso de agua.
La cabaña terminada está formada por un montículo de ramas, troncos, hierba y musgo, recubierto de barro. Cada cabaña tiene aberturas bajo el agua que conducen a túneles y a una cámara central. Con el tiempo, los castores amplían sus cabañas, que pueden alcanzar más de dos metros de altura y 39 de anchura.
Durante el otoño, los castores construyen alijos de comida cerca de sus refugios que llenan con ramas de sauce y álamo para pasar los fríos meses de invierno.
7. Son defensores del medio ambiente
A pesar de la controversia que pueden suscitar, las presas de los castores son útiles de muchas maneras. Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Rhode Island midió sólo uno de los beneficios positivos de las presas: Pueden ayudar a eliminar el nitrógeno de los cursos de agua. Estas sustancias químicas, que se encuentran en los fertilizantes, pueden causar floraciones de algas que agotan el suministro de oxígeno a los peces y otras especies acuáticas. Los diques construidos por los castores crean estanques que fomentan el crecimiento de plantas acuáticas y bacterias que, en última instancia, pueden descomponer los nitratos y eliminar hasta el 45% de estas sustancias químicas de los arroyos y riachuelos.
Especie clave, los castores crean hábitats beneficiosos para otros organismos al cambiar el flujo de la cuenca. Sus presas controlan las inundaciones y mantienen un nivel freático constante.
8. Los castores son un aliado contra la sequía
La respuesta para revertir los efectos de las vías fluviales arruinadas y la escasez de agua en todo el mundo puede ser, en parte, gracias a este conocido roedor. La unión con los mejores ingenieros de vías fluviales de la naturaleza podría marcar la diferencia en los lugares con escasez de agua.
Un estudio que analiza el impacto de las presas de los castores en el Parque Nacional de las Montañas Rocosas descubrió que las presas creadas por los castores elevan el nivel freático y hacen que el agua se extienda por el valle, permitiendo que se mantenga húmedo incluso durante las estaciones secas.
Aunque las presas de los castores también tienen efectos negativos en las infraestructuras creadas por el hombre, el beneficio potencial de disminuir el efecto de las sequías es una solución positiva para la escasez de agua y otros efectos del cambio climático.