Hacer jabón: 5 consejos para hacer jabón casero

Hasta alrededor de 1916, hacer jabón en casa era algo habitual. Utilizando cenizas de madera o de plantas y restos de grasas animales, las familias producían su propio jabón para limpiar su ropa y a sí mismas.

Durante la Primera Guerra Mundial, cuando las grasas animales eran escasas, los científicos alemanes desarrollaron detergentes sintéticos, y así nació el jabón comercial. El jabón casero dejó de ser una necesidad y, poco a poco, esta práctica fue disminuyendo.

En los últimos años, los partidarios de la vida sencilla y de la vuelta a la patria han revivido el proceso de fabricación de jabón casero, pero no sólo es del agrado de los que abandonan la gran ciudad por la vida rural o de los que tienen una inclinación anticomercialista. Para cualquiera que esté interesado en vivir de la forma más autosuficiente posible, tiene mucho sentido hacer su propio jabón.

El jabón hecho en casa es bueno para tu cartera: puedes hacer grandes lotes de jabón desde cero por menos de lo que cuesta comprar una pastilla tras otra en tu farmacia local, y puedes reutilizar los trozos sobrantes para hacer un nuevo jabón.

Es bueno para tu cuerpo: sin todas las sustancias químicas potencialmente dañinas del jabón comercial, el jabón casero es de calidad superior; las personas con piel sensible suelen encontrar alivio cuando dejan de usar el jabón comprado en la tienda y empiezan a hacer el suyo propio.

Además, el jabón casero es bueno para el medio ambiente: carece de los materiales sintéticos de los jabones en barra convencionales que acaban acumulándose en nuestros cursos de agua y ponen en peligro los recursos naturales.

Las instrucciones paso a paso para hacer jabón en casa están ampliamente disponibles en Internet y en varios libros de bricolaje.

Si estás preparado para empezar a hacer jabón en casa -y aprovechar sus muchos beneficios- lee el proceso y sigue estos cinco consejos para hacer jabón.

1. Asegúrate de que tienes todo lo que necesitas a mano antes de empezar.

No hay nada peor que intentar algo nuevo y darse cuenta a mitad de camino de que te falta algo, especialmente cuando intentas algo tan complicado como hacer jabón.

Además de los ingredientes esenciales (lejía, agua u otro líquido apropiado, y grasa), deberás preparar tu estación de fabricación de jabón con estas herramientas imprescindibles:

  • Guantes de goma y gafas de protección, como gafas de protección o de vista
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  • Dos cuencos grandes para mezclar hechos de un material que no reaccione con la lejía: plástico resistente, acero inoxidable, vidrio, esmalte. No utilices plástico endeble, aluminio, lata o madera. Un cuenco con un labio para verter será útil.
  • Cucharas mezcladoras y medidoras variadas. Querrás al menos una cuchara de plástico resistente al calor o de acero inoxidable para remover la mezcla de lejía y agua, así como otra cuchara de madera, batidor de alambre o espátula de goma para combinar los elementos. Una batidora de varillas eléctrica, aunque no es necesaria, te ahorrará tiempo y energía. Las cucharas medidoras te serán útiles si piensas utilizar aditivos como aceites esenciales.
  • Una balanza precisa para medir los líquidos.
  • Dos termómetros precisos para caramelos o carne, para determinar la temperatura de tus líquidos.
  • Un molde para dar forma a tu jabón. Los mejores materiales para los moldes de jabón son el cristal, el plástico o el acero inoxidable. La madera o el cartón funcionan si los forras primero con papel encerado o engrasado.
  • Trapos o toallas de papel para limpiar los derrames. Especialmente si trabajas con lejía, querrás tener algo al alcance de la mano para limpiar rápidamente los desechos.

Si no, no te preocupes.

Esta lista variará en función del tipo de jabón que hagas (ver consejos 4 y 5) y de si vas a añadir elementos a tu jabón como aceites esenciales, fragancias o elementos decorativos naturales.

2. Mide cada ingrediente con precisión.

Independientemente de si haces jabón desde cero o reutilizas restos para hacer nuevas pastillas, deberás seguir tus recetas de forma estricta.

Una medición incorrecta podría dar lugar a un lote de jabón maloliente, poco atractivo o arruinado de alguna manera.

Tres garantías para evitar un accidente son una balanza precisa (que mida hasta la décima parte de una onza, si es posible), una calculadora de lejía (hay muchas disponibles en Internet; para un ejemplo, consulta calculadora de Bramble Berry, y dos termómetros precisos (para asegurarte de que la temperatura de la lejía/agua y de las grasas es la misma antes de combinarlas).

Diferentes aceites requieren diferentes cantidades de lejía para convertirse en jabón, así que asegúrate de conocer sus índices de saponificación -una medida de la cantidad de lejía necesaria para convertir ese aceite en jabón- antes de empezar.

3. Infórmate sobre los peligros de la lejía – o evita usarla.

Uno de los principales ingredientes del jabón es una sustancia cáustica: el hidróxido de sodio, o la lejía.

La gente lleva siglos haciendo jabón en casa con lejía sin incidentes, pero es una sustancia peligrosa, y su manipulación requiere mucho cuidado y atención.

Lejía

La lejía, en cualquiera de sus formas -granos, copos o gránulos- puede degradar los materiales, decapar la pintura, debilitar los tejidos y, lo más grave, quemar la piel o los ojos.

Prevé esto último usando mangas largas, guantes de goma y gafas (los residuos de jabón crudo también son potencialmente peligrosos, así que ten cuidado incluso al limpiar).

Si la lejía entra en contacto con tu piel, aplica vinagre inmediatamente para neutralizarla; si la lejía se derrama sobre una superficie, lávala inmediatamente con agua y detergente.

Incluso los vapores de la lejía pueden quemar, así que trabaja en una zona bien ventilada. Para los que quieran un enfoque más sencillo y más seguro para hacer jabón en casa, hay opciones.

Una forma de facilitar la fabricación de jabón sin tener que preocuparse por el uso de lejía es fundir bloques de base de jabón y luego añadirles aceites esenciales, fragancias o colores en un proceso llamado fundir y verter, o vaciado de jabón.

4. Prueba diferentes técnicas para hacer jabón en casa

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Una cosa buena de hacer jabón en casa es que puedes controlar lo que contiene.

También tienes varias opciones en cuanto a la forma de hacer el jabón. No estás limitado al proceso estándar de hacer jabón añadiendo lejía/agua a una grasa como el sebo, la manteca de cerdo o el aceite de oliva, un método conocido como proceso en frío.

Otra técnica menos conocida es proceso en caliente, en el que la lejía/agua y la grasa se calientan juntas hasta la ebullición y se cocinan hasta que se saponifican.

Prueba diferentes recetas para hacer jabón

El jabón de proceso caliente no tarda tanto en curarse como el de proceso en frío, y puede hacerse en un horno o en una olla de barro.

¿Te intimida la idea de usar lejía, o simplemente quieres un proyecto de manualidades sencillo y divertido para hacer con los niños? Prueba el jabón de fusión y vertido, que se hace exactamente como suena: fundiendo bloques de base de jabón, añadiendo los elementos que quieras y vertiéndolos en moldes.

El jabón rectificado, o molido a mano, es otra opción; los fabricantes de jabón suelen utilizar este proceso para corregir un error en un lote de jabón procesado en frío, pero puedes crear un jabón molido a mano con una pastilla de jabón normal, sin fragancia, comprado en la tienda y algunos otros ingredientes.

Rallas el jabón, lo combinas con un líquido, lo derrites, le pones los aditivos que hayas elegido y lo viertes en moldes.

Es una forma fácil de probar a hacer jabón, y te permite convertir una aburrida barra de jabón procesado en algo especial.

Si quieres ir por otro camino y probar técnicas de jabón más complejas e inventivas, piensa en el jabón de fieltro, el jabón líquido y el clásico jabón en una cuerda.

5. Experimenta con diferentes recetas – o crea las tuyas propias.

Si vas a hacer tu propio jabón en casa, debes aprovechar al máximo la libertad que te ofrece.

Cuando se trata de hacer jabón desde cero, puedes utilizar aceites de origen animal, como el sebo de vacuno, o aceites de origen vegetal, como el girasol o la canola, y líquidos distintos del agua, como la leche, el té e incluso la cerveza.

Jabones caseros

Además de los ingredientes básicos del jabón, abundan las oportunidades de añadir aditivos: aceites esenciales, como el romero, la bergamota y la lavanda; aceites vegetales, como el aceite de palma, el aceite de coco y el aceite de oliva; aceites de fragancia, como la vainilla, la rosa y la menta; color natural, a partir de arcilla, productos botánicos, aceites, especias o hierbas; e incluso elementos decorativos, como pétalos de flores.

Lo mejor es encontrar una receta básica de jabón que te guste y luego añadirle algo.

Asegúrate de investigar los aditivos antes de utilizarlos: algunos pueden no ser eficaces en el jabón, otros pueden estropearse una vez añadidos al jabón, y los aceites esenciales deben mezclarse con un aceite portador, como el aceite de oliva, para neutralizar sus propiedades irritantes.

Los jabones caseros más populares son el jabón de leche de coco, que sustituye el agua por leche de coco y proporciona una espuma cremosa; los jabones de castilla, hechos con aceite de oliva puro; y el jabón de lavanda, enriquecido mediante la combinación de otros aceites esenciales como el de pachulí y el de naranja.

Una vez que te sientas cómodo haciendo jabón en casa, inevitablemente acabarás con restos de jabón o lotes que no han salido como esperabas. En lugar de tirarlo, reutilízalo: vuelve a hacer lotes de jabón y haz regalos para tus amigos, espolvorea virutas en la bañera para un baño de lujo o añade trozos de jabón sobrante a nuevos lotes para crear un colorido efecto moteado.

Y para un rápido tutorial sobre cómo empezar a hacer jabón, mira este vídeo:

Fotos

Medición: madaise/Flickr

Tinta: La lejía en Wikipedia

Probando diferentes técnicas: madaise/Flickr

Diferentes recetas: soapylovedeb/Flickr

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