No se necesita energía para este método de elaboración más lento y frío que da como resultado un té helado perfecto.
Yo preparo tres tazas de té al día: una taza de té verde a primera hora de la mañana, una taza de té negro a primera hora de la tarde y una taza de té de hierbas por la noche. Llevo años haciéndolo, llenando la tetera de agua y esperando impacientemente a que hierva y a que el té se haga fuerte. Pero entonces me quedé boquiabierta cuando descubrí algo llamado «té del sol».
Quizás he vivido bajo una roca y soy la última persona en la tierra en conocer esto, pero por si hay otra persona por ahí que aún no ha descubierto las maravillas del té solar, ¡este post es para ti!
El té solar es lo que yo llamaría una «receta genial». Para citar a la escritora gastronómica Bee Wilson, «Ciertas recetas destacadas nos permiten saltarnos «todas las versiones canónicas» con trucos inesperados o ingredientes sorprendentes que nos llevan a una forma más inteligente de cocinar»
El té del sol encaja bien en esa descripción. La idea es sorprendentemente sencilla. Llena una jarra limpia con agua. Añade hojas de té. Deja que repose en un alféizar soleado durante varias horas. Sírvelo con hielo. Voilà, ¡té del sol!
¿Por qué no se me había ocurrido esto antes? Tiene mucho sentido, y me ahorra tener que volver a hervir agua cada vez que quiero una taza de té. Es fácil hacer una gran tanda de té y beberla a lo largo del día.
El té infunde su sabor en el agua, independientemente de la temperatura. Los bebedores de té suelen utilizar agua hirviendo porque extrae el sabor más rápidamente que el agua fría, pero si se le da tiempo, el agua a una temperatura más baja puede conseguir los mismos resultados. (También puedes hacer una infusión fría en la nevera durante la noche)
Consejos para hacer té al sol:
Utiliza 8 bolsitas de té por cada litro de agua, o el equivalente en té de hoja suelta. Guárdalo en un colador, o remuévelo en el agua y cuélalo cuando bebas el té terminado.
Deja reposar 2-3 horas, o hasta que alcance la fuerza deseada.
Puedes utilizar cualquier sabor de té:
Tés de hierbas como la menta, la manzanilla, el hibisco o la hierba luisa (añade también hierbas frescas para darle un toque extra de sabor)
Tés con cafeína, como el verde, el Earl Grey o el negro (añade una pizca de bicarbonato de sodio para neutralizar el sabor ácido que se produce al dejar reposar el té negro durante mucho tiempo)
Tés afrutados como el de naranja, limón, bayas o melocotón (considera añadir una pizca de canela)
Añade toques finales: rodajas de limón después de la infusión y edulcorante (azúcar, miel o agave). Sirve con hielo.
Nota: Asegúrate de que el recipiente esté perfectamente limpio. Existe un debate sobre los posibles peligros de la proliferación de bacterias en el té solar, ya que se encuentra a la luz directa del sol durante varias horas, y los CDC lo desaconsejan. Sin embargo, si tienes cuidado de limpiar bien el recipiente y no dejarlo demasiado tiempo, no debería ser un problema.