Arañar es un comportamiento instintivo de los gatos. Arañan durante el juego y cuando están estresados, y arañan para marcar el territorio y para quitarse las garras desgastadas.
Pero si el arañazo de tu gato te está arañando la paciencia y dejando los muebles destrozados, hay medidas que puedes tomar para modificar el comportamiento de tu amigo felino.
Tabla de contenidos
Desalentar
El primer paso es hacer que las superficies que tu gato araña sean menos atractivas.
Si tu gato araña las patas de una mesa de madera o la esquina tapizada del sofá, un simple spray disuasorio de hierbas como No-Scratch puede ser todo lo que necesitas para hacer que la superficie sea menos atractiva. También puedes probar a utilizar Feliway, un spray de feromonas que puede utilizarse para disuadir de una serie de comportamientos.
Cuando los gatos arañan, depositan un olor que marca su territorio, pero sustituir su olor por uno desagradable puede disuadir de repetir los arañazos.
También puedes probar a hacer que la zona sea poco atractiva colocando papel de lija, un camino de alfombras de vinilo al revés o un producto de cinta adhesiva de doble cara, como Sticky Strips, en la superficie de rascado.
Las patas de los gatos son extremadamente sensibles al tacto, por lo que cambiar el tacto de la superficie puede disuadir fácilmente de arañar.
Ofrece alternativas
Provee lugares atractivos en los que los gatos puedan hundir sus garras, como postes de rascado, tablas o muebles. Hay una gran variedad de productos de este tipo que van desde lo más básico hasta lo más extravagante, con postes de rascado que llevan a juguetes colgantes y puentes que llegan hasta el techo.
Si tu gato ha estado arañando las patas de los muebles o los marcos de las puertas, compra un mueble de madera para gatos o un poste rascador de cedro. Si prefiere superficies más blandas, como las alfombras o el sofá, elige un poste alfombrado o un árbol para gatos.
Si no estás seguro de las preferencias de tu gato, proporciónale varias superficies, como cartón, madera, sisal, alfombra o tapicería. Algunos gatos prefieren los postes horizontales, mientras que a otros les gusta arañar en zonas verticales.
Para animar a tu gato a arañar, añade una pizca de menta para gatos en la zona o cuelga juguetes del poste.
Sin embargo, no fuerces a tu gato a entrar en la nueva superficie ni arrastres sus garras sobre ella. Intentar forzar el comportamiento podría tener la respuesta contraria y hacer que tu gato tenga miedo de la zona.
Cuando tu gato arañe el mueble o el poste que le has proporcionado, refuerza este comportamiento dándole cariño o dándole golosinas.
Amordaza esas garras
Recortar las uñas de tu gato como parte de una rutina de aseo regular es una buena forma de reducir los daños en los muebles y otros objetos del hogar. La Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad con los Animales tiene algunos buenos consejos sobre cómo recortar las uñas y cómo entrenar a tu gato para que acepte el recorte regular.
También puedes aplicar capuchones de plástico, como Soft Claws, a las garras de tu amigo felino para que sean menos dañinas. Estos capuchones suelen durar de cuatro a seis semanas.
Algunas personas quitan las garras a sus gatos para resolver los problemas de arañazos. Sin embargo, «desgarrar» es un término engañoso porque implica sólo la eliminación de las garras, mientras que el procedimiento implica realmente la amputación de los dedos del gato.
Un Estudio de 2017 descubrió que los gatos a los que se les han quitado las garras tienen más probabilidades de tener dificultades para caminar, lo que puede provocar dolor de espalda. La extirpación de las garras aumenta el riesgo de comportamientos no deseados. El estudio descubrió que los gatos a los que se les han quitado las uñas tienen siete veces más probabilidades de orinar donde no deben, cuatro veces más probabilidades de morder y tres veces más probabilidades de ser agresivos que los gatos que tienen las uñas.
La tendonectomía es una cirugía alternativa a la desgarradura que corta los tendones de los dedos de los gatos para que no puedan extender las garras.
Sin embargo, ambos procedimientos son extremadamente dolorosos y pueden provocar una infección, por lo que la ASPCA desaconseja a los propietarios de gatos que recurran a estas opciones. Varios países europeos han declarado ilegales estas cirugías por considerarlas crueles.