Cómo congelar alimentos en tarros de cristal

Sin plástico, con cero residuos, y la mayoría de los tarros se pueden gorronear gratis. ¿Qué más se puede pedir?

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Siempre que necesito un poco de inspiración en materia de residuos cero, me doy una vuelta por el sitio web Zero Waste Chef. Dirigida por Anne-Marie Bonneau, está repleta de ideas brillantes para eliminar los productos desechables de tu vida y utilizar productos reutilizables baratos y accesibles como alternativa, es decir, no gastar una fortuna en lujosos contenedores de residuos cero.

Un ejemplo: la dedicación de Bonneau a la congelación de alimentos sin plástico. Echa un vistazo a las impresionantes fotos de su congelador, repleto de tarros de aspecto helado de todas las formas y tamaños. Se empeña en recoger todos los tarros que tiene a mano y darles un buen uso.

Congelación sin plástico

Congelar alimentos sin plástico es un tema que confunde a muchas personas que se inician en la vida de residuos cero. Nos hemos acostumbrado a envolver todo en plástico, asumiendo que tenemos que usar una bolsa Ziploc para asegurarnos de que nada se rompa, gotee o se queme en el congelador. Pero el congelador de Bonneau es la fría prueba de que no tiene por qué ser así. Los tarros normales -sin necesidad de cristales especiales- hacen un trabajo fabuloso, siempre que los trates bien.

Ofrece unas cuantas precauciones básicas. En primer lugar, no llenes los tarros en exceso y deja siempre un espacio de cabeza (espacio para la expansión cuando el contenido se congela). Los tarros de boca ancha son una opción más segura. En segundo lugar, no apiles los tarros sin ton ni son en el congelador, ya que esto aumenta la probabilidad de que uno se caiga al abrir la puerta. Yo añadiría, además, que te asegures de que lo que vas a congelar está totalmente enfriado antes de meterlo en el congelador.

Uso de tarros

Bonneau congela todo en tarros, incluidas las alubias cocidas (con o sin líquido), los tomates asados, la ralladura de limón, las galletas de masa madre, la fruta de temporada (que ha recogido y precongelado en una bandeja de horno antes de ponerla en un tarro), los restos de verduras y los huesos de pollo para el caldo, el suero sobrante de la elaboración de la ricotta (que añade a las sopas y calienta para hacer la masa de la pizza), la salsa de tomate y mucho más.

El mayor inconveniente que encuentro en los tarros es la necesidad de planificar con antelación. No puedes meter un tarro congelado en un recipiente con agua caliente para descongelarlo y usarlo rápidamente, como puedes hacer con una bolsa Ziploc, porque el choque térmico podría romperlo. Además, un mayor porcentaje del contenido debe descongelarse por completo antes de que pueda salir por la boca del tarro, a diferencia de, por ejemplo, un envase de yogur que puedes apretar para sacar el contenido. Pero estos son inconvenientes menores y, en realidad, la mayoría de las personas que se preocupan por reducir los residuos (alimentarios y no alimentarios) en la cocina ya están pensando en sus procesos de cocción con mucha antelación.

Todo esto es para decir que no tengas miedo de probar los tarros en el congelador. Empieza con pequeñas cosas sólidas si estás nervioso, y ve subiendo poco a poco hasta llegar a los tarros de caldo y sopa. En caso de duda, recurre a ¡Chef Residuo Cero!

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