Calentamiento global, El Niño y otros fenómenos climáticos

El tiempo que experimentamos es una manifestación del clima en el que vivimos. Nuestro clima se ve afectado por el calentamiento global, que ha provocado muchos cambios observados, como temperaturas del mar más cálidas, temperaturas del aire más cálidas y cambios en el ciclo hidrológico. Además, nuestro clima también se ve afectado por fenómenos climáticos naturales que operan a lo largo de cientos o miles de kilómetros. Estos fenómenos suelen ser cíclicos, ya que se repiten en intervalos de tiempo de distinta duración. El calentamiento global puede afectar a la intensidad y a los intervalos de retorno de estos fenómenos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó su 5º Informe de Evaluación en 2014, con un capítulo dedicado a los efectos del cambio climático en estos fenómenos climáticos a gran escala. He aquí algunas conclusiones importantes:

  • Los monzones son patrones estacionales de inversión de los vientos acompañados de importantes precipitaciones. Son responsables, por ejemplo, de los periodos de tormentas de verano en Arizona y Nuevo México, y de los aguaceros torrenciales de la temporada de lluvias en la India. En general, los patrones de los monzones aumentarán en superficie e intensidad con la continuación del cambio climático. Comenzarán antes en el año y terminarán más tarde de lo que había sido la media.
  • En Norteamérica, donde los monzones se limitan a la región del suroeste de EE.UU., no se ha observado claramente ningún cambio en las precipitaciones debido al calentamiento global. Sin embargo, se ha observado una disminución de la duración de la estación, y se espera que los monzones se retrasen durante el año. Por tanto, no parece haber alivio a la vista para el aumento observado (y previsto) de la frecuencia de las temperaturas extremas de verano en el suroeste de EE.UU., que contribuyen a la sequía.
  • Se prevé que la cantidad de precipitaciones procedentes de las lluvias monzónicas sea mayor en los escenarios más pesimistas considerados por el IPCC. En un escenario de dependencia continuada de los combustibles fósiles y de ausencia de captura y almacenamiento de carbono, se estima que la precipitación total procedente de los monzones, a nivel mundial, aumentará un 16% a finales del siglo XXI.
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  • El Niño Oscilación del Sur (ENSO) es una gran zona de agua inusualmente cálida que se desarrolla en el Océano Pacífico frente a Sudamérica, y que afecta al clima de una gran parte del planeta. Nuestra capacidad para modelizar los climas futuros teniendo en cuenta El Niño ha mejorado, y parece que aumentará la variabilidad de las precipitaciones. En otras palabras, algunos fenómenos de El Niño producirán más precipitaciones y nevadas de las previstas en algunas zonas del globo, mientras que otras producirán menos precipitaciones de las esperadas.
  • La mayoría de los países de Europa Central y del Este han sido desarrollados en el marco de El Niño.
  • Es probable que la frecuencia de los ciclones tropicales (tormentas tropicales, huracanes y tifones) se mantenga igual o disminuya, a nivel mundial. Es probable que aumente la intensidad de estas tormentas, tanto en velocidad del viento como en precipitaciones. No se prevén cambios claros en la trayectoria y la intensidad de las tormentas extratropicales norteamericanas (el huracán Sandy se convirtió en una de esas tormentas ciclónicas fuera de los trópicos).  
  • Se ha producido un cambio en la trayectoria de las tormentas extra tropicales norteamericanas.

Se trata de un fenómeno que se ha convertido en un problema de salud pública.

Los modelos de predicción han mejorado significativamente en los últimos años, y actualmente se están perfeccionando para resolver las incertidumbres restantes. Por ejemplo, los científicos tienen poca confianza cuando intentan predecir los cambios en los monzones de América del Norte. También ha sido difícil precisar los efectos de los ciclos de El Niño o la intensidad de los ciclones tropicales en zonas específicas. Por último, los fenómenos descritos anteriormente son ampliamente conocidos por el público, pero hay muchos otros ciclos: ejemplos son la Oscilación Decadal del Pacífico, la Oscilación Madden-Juliana y la Oscilación del Atlántico Norte. Las interacciones entre estos fenómenos, los climas regionales y el calentamiento global hacen que el negocio de las predicciones del cambio global en lugares específicos sea desconcertantemente complejo.

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