¿Te preguntas cómo empezar un huerto comunitario?

«Un jardín es una cosa encantadora» – Thomas E. Brown

No es de extrañar que los huertos comunitarios sean cada vez más populares. Trabajar en un huerto es muy divertido, ya sea cavando en busca de patatas extraviadas, arrancando zanahorias con formas divertidas o buscando las escurridizas judías verdes. Una vez recogidas, es difícil superar una comida hecha con productos frescos y madurados al sol. Cada vez más gente quiere cultivar sus propios alimentos y tener una conexión con la cadena de suministro de alimentos, pero muchos viven en casas o apartamentos pequeños con acceso limitado al espacio de cultivo. Un huerto comunitario es una buena solución a ese dilema.

Si tu pueblo o ciudad no tiene ya uno, ¿por qué no creas tú mismo un huerto comunitario? Elizabeth Johnson dirige un gran y exitoso huerto comunitario en Dorset, Ontario, que se creó hace seis años en un antiguo terreno industrial. Desde entonces, el huerto se ha convertido en un punto central para la comunidad, una fuente de productos orgánicos de temporada para 15 hogares y el receptor de muchas donaciones y subvenciones. Le pedí a Elizabeth (que también es mi madre) que me diera indicaciones sobre cómo poner en marcha un huerto comunitario.

Tabla de contenidos

1. Empieza a hablar de un huerto comunitario.

Haz muchas preguntas. Hazle saber a la gente de tu ciudad que realmente quieres montar un huerto comunitario.

2. Encuentra un terreno.

Preferiblemente será plano y soleado, con buena tierra, pero esto último no es necesario, ya que la tierra se puede acumular con el tiempo. Incluso es posible cultivar hortalizas sobre hormigón en camas elevadas, así que no pases por alto ninguna posibilidad.

3. Investiga las subvenciones disponibles en tu zona.

Hay algunas organizaciones que quieren apoyar los huertos comunitarios. El huerto de Elizabeth recibió una subvención de Sobey’s, la cadena de tiendas de comestibles, que contenía madera, mezcla triple y abono para 12 cajas elevadas.

4. Haz un trabajo de abeja.

Reúne a todos los que quieran participar y pasad un día construyendo cajas elevadas con restos de madera, o cavando la tierra para hacer camas largas. El huerto de Elizabeth ha tenido más éxito con las cajas que se asientan directamente en el suelo (en lugar de apoyarse en patas cortas), ya que drenan mejor y se mantienen húmedas durante más tiempo.

5. Las camas individuales son las mejores.

Así cada persona es responsable de la suya. El cuidado de los grandes arriates comunales suele recaer en unas pocas personas dedicadas a ello. Reserva una caja para las hierbas, que todos puedan compartir.

6. Crea un montón de compost.

El sistema de 3 contenedores es bueno y siempre tiene compost listo para usar. Es fácil de montar; puedes encontrar instrucciones en Internet. Hasta que tu compost esté listo, mira si puedes conseguirlo en tu ciudad o municipio.

7. Los socios pueden empezar sus propios semilleros en casa.

Así, cada persona elige y compra lo que quiere cultivar en su propia caja.

8. Construye una valla, si es posible.

Es necesario para mantener alejados a los bichos hambrientos. Puede ser necesaria una norma de «no se admiten perros», ya que los perros pueden causar estragos en la tierra recién plantada.

9. Organiza un calendario de riego.

Consigue un calendario y asigna una semana completa a los miembros del jardín. Así, el jardín de nadie se queda sin agua más de un día. Coloca barriles para la lluvia y mangueras, o limítate a las regaderas, según el tamaño del jardín.

A medida que el huerto crece:

10. Es posible que tengas que crear un tablero informal.

Tener un secretario y un tesorero es útil. Celebra algunas reuniones anuales con todos los miembros para hablar de los objetivos del huerto.

11. Invita a conferenciantes para que hagan presentaciones.

Esto puede ser informativo e inspirador para los miembros del huerto comunitario.

12. Haz que tu espacio sea atractivo.

Conviértelo en un lugar donde la gente quiera pasar el rato. Pon una mesa, una sombrilla y sillas.

13. Comparte comidas comunitarias en el jardín.

Especialmente al final de la temporada de cultivo, ésta es una forma maravillosa de celebrar los meses de duro trabajo y los deliciosos resultados.

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