Cada junio y hasta noviembre, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica recuerda al público que sólo hace falta que un huracán golpee la costa para que sea una temporada de huracanes activa. Pero, ¿te imaginas que dos huracanes golpeen simultáneamente? En raras ocasiones, dos ciclones tropicales pueden acercarse lo suficiente como para emparejarse, lo que se conoce como efecto Fujiwhara.
El nombre de este fenómeno proviene del meteorólogo japonés Sakuhei Fujiwhara, al que se le atribuye la primera descripción de esta interacción de huracanes alrededor de 1920. (Aunque, según la Agencia Meteorológica de Japón, es posible que Diro Kitao fuera uno de los primeros científicos en conceptualizar la idea a finales del siglo XIX).
Los aficionados a la historia apreciarán el hecho de que uno de los primeros casos observados de fusión de dos huracanes se produjo en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando los tifones Ruth y Susan retrasaron los planes del general McArthur de desembarcar las fuerzas de ocupación en Japón en 1945. Sin embargo, hoy en día, el efecto Fujiwhara sigue siendo una rareza. Sólo se produce aproximadamente de una a dos veces al año en las aguas del Pacífico Norte occidental, e incluso con menos frecuencia -alrededor de una vez cada tres años- en la cuenca del Atlántico Norte.
Una de las interacciones Fujiwhara más recientes se observó en abril de 2021, cuando el ciclón tropical Seroja absorbió por completo al ciclón tropical Odette frente a la costa de Australia Occidental.
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¿Cómo se produce el efecto Fujiwhara?
Una serie de acontecimientos fortuitos pueden favorecer las interacciones Fujiwhara. Si una cuenca es especialmente activa, por ejemplo, los ciclones tropicales pueden abarrotar una región concreta del océano. Las depresiones y crestas de la alta atmósfera, que actúan como barreras en la trayectoria de un huracán, también pueden dirigir las tormentas por trayectorias similares, aumentando así la posibilidad de que se crucen.
Incluso la velocidad de las tormentas individuales puede provocar encuentros. Los huracanes que se mueven rápidamente pueden adelantarse, alcanzando a las tormentas que se formaron días antes, mientras que los huracanes lentos o estacionarios pueden agitarse en su lugar, esperando a los que pasen por allí.
Aunque cada una de las situaciones anteriores ayuda a situar dos ciclones tropicales uno al lado del otro, es la distancia física entre ellos la que determina si van a interactuar o no. Para que se produzca el efecto, deben pasar lo suficientemente cerca el uno del otro -una distancia de aproximadamente 900 millas o menos, que es más o menos lo que mide el estado de California. Una vez que dos huracanes se vuelven adyacentes y giran tan cerca, podría darse uno de los varios escenarios.
Cuando se encuentran tormentas de igual intensidad
Si los ciclones binarios son bastante iguales en fuerza, normalmente girarán alrededor de la zona del océano centrada entre ellos, girando en forma de anillo de Rosie.
Al final, la pareja tendrá una «interacción elástica» en la que se alejarán, continuando sus propios caminos personales, o se fusionarán en una sola tormenta.
Cuando una tormenta fuerte y otra débil se encuentran
Si un huracán domina al otro en intensidad y tamaño, las dos tormentas seguirán «bailando», sin embargo, la tormenta más débil generalmente orbitará alrededor de la tormenta más fuerte.
Cuando se produce esta rotación, el ciclón más grande puede desgarrar parte de su vecino más pequeño, haciendo que se debilite ligeramente (un proceso conocido como «estiramiento parcial»). Tal fue el caso durante la temporada de huracanes del Atlántico de 2010, cuando el huracán Julia, que era una tormenta de categoría 1 en ese momento, flanqueó al huracán mayor Igor demasiado cerca. El flujo de salida de Igor golpeó a Julia durante un par de días y acabó debilitándola hasta alcanzar la intensidad de tormenta tropical.
El ciclón mayor también puede debilitar al ciclón menor hasta el punto de disiparse («desprenderse por completo»). Cuando esto ocurre, el ciclón más pequeño suele perderse en la atmósfera, pero la tormenta dominante también puede absorber parcialmente a la tormenta más débil, creciendo ligeramente como resultado.
Impactos potenciales
Por muy inquietante que sea la idea de ciclones tropicales gemelos, los meteorólogos insisten en que no hay que esperar un escenario de megatormenta -al menos, no una megatormenta como las retratadas en «Geostorm», «El día después de mañana» y otras películas de catástrofes. Un escaso número de interacciones entre huracanes hace que las dos tormentas se fusionen. E incluso cuando las tormentas se fusionan, los efectos rara vez son aditivos. Es decir, una tormenta de categoría 2 y otra de categoría 3 no se combinarán necesariamente para formar una de categoría 5.
Sin embargo, lo que los residentes de la costa y los veraneantes deben tener en cuenta es la posibilidad de que las tormentas Fujiwhara provoquen un cambio de última hora en la trayectoria de la tormenta, ya que cada tormenta afecta al movimiento de la otra. Y esto significa que hay menos oportunidades de prepararse antes de que la tormenta, o las tormentas, toquen tierra.
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¿que ocurriría si un huracán horario y otro anti-horario chocáran? ¿ambos huracanes se disolverían o anularian mutuamente?
¿qué ocurriría si una bomba atómica de unos pocos kilotones explotára justo en el ojo de un huracán? ¿qué le pasaria al huracán? Gracias.