Durante los meses de invierno, no es raro ver avisos de niebla helada en tu previsión local, pero ¿qué significa exactamente este término? La niebla suele formarse cuando hay aire frío sobre una superficie cálida y húmeda, como una masa de agua o el suelo húmedo. Sin embargo, la niebla helada se produce cuando la temperatura del aire es inferior a la de congelación y las gotas de agua de la niebla se sobreenfrian.
Las gotas de agua sobreenfriadas permanecen en forma líquida hasta que entran en contacto con una superficie en la que pueden congelarse. Por lo tanto, cualquier objeto con el que la niebla helada entre en contacto se recubrirá de hielo, creando a menudo paisajes impresionantes.
La niebla helada puede producirse en cualquier lugar en el que la temperatura del aire descienda por debajo del punto de congelación, pero es más común en las zonas de montaña y es más probable que se forme por la noche, cuando el calor escapa de la atmósfera.
En el oeste de EEUU, la niebla helada suele producirse en los valles de las montañas y puede denominarse pogonip, una palabra shoshone que significa «nube».
Cuando se produce la niebla helada, puede provocar la acumulación de hielo en las carreteras, creando condiciones de conducción peligrosas, especialmente en los puentes, que se congelarán primero porque no tienen aislamiento del suelo.
Debido a que la niebla helada se congela en cualquier superficie, a menudo se acumula en las líneas eléctricas y puede provocar cortes de electricidad.
La niebla helada se diferencia de la niebla de hielo, que se compone de pequeños cristales en lugar de gotas de agua. Para que se forme la niebla helada son necesarias unas condiciones específicas: la humedad tiene que estar cerca del 100% mientras la temperatura del aire desciende muy por debajo del punto de congelación.
Típicamente, la temperatura debe ser de 14 grados Fahrenheit o más fría para que se produzca la niebla de hielo, por lo que rara vez se ve fuera de las regiones polares o árticas.