Las hojas han cambiado de color y el aire es fresco. Has cambiado los pantalones cortos y las camisetas por los vaqueros y los jerséis, pero entonces llega una ola de calor. Supongo que es el verano indio… ¿o no?
Tendemos a referirnos al verano indio como cualquier momento en el que se produce una ráfaga de calor inusual en otoño. Pero hay una definición oficial de verano indio, según el Almanaque del Viejo Agricultor, y tiene que cumplir ciertos criterios:
- No puede ser un periodo cálido cualquiera. La atmósfera también tiene que ser brumosa o humeante, sin viento. El barómetro debe estar alto, y las noches deben ser frías y despejadas.
- La bruma y la oscilación de la temperatura entre el día y la noche se deben a que una masa de aire polar fría y poco profunda se convierte en un sistema de alta presión profundo y cálido estancado.
- Los días cálidos deben seguir a una ráfaga de frío o a una buena helada fuerte.
Todo esto debe ocurrir entre el día de San Martín (11 de noviembre) y el 20 de noviembre. El Almanaque del Viejo Agricultor tiene un dicho: «Si el día de Todos los Santos (1 de noviembre) trae el invierno, San Martín trae el verano indio».
De dónde viene el término «verano indio»
Según la Sociedad Histórica de Nueva Inglaterra el primer uso de la expresión fue a finales del siglo XVIII. El lexicógrafo de Boston Albert Matthews la encontró en una carta escrita en 1778 por un granjero de Nueva York, Hector St. John de Crevecoeur, y pensó que era de uso común en aquella época.
En la «Historia del Valle de Virginia», Samuel Kercheval escribió que los pioneros temían el verano indio. «Proporcionaba a los indios -que durante el severo invierno nunca hacían incursiones en los asentamientos- otra oportunidad de visitarlos con destructivas campañas bélicas».
Pero había otras teorías que también implicaban a los nativos americanos.
Algunos sugirieron que la minitemporada se llamó así porque es la época del año en la que los nativos americanos solían cazar o porque fueron ellos quienes la describieron por primera vez a los europeos. Otros teorizan que se denominó así porque la gente se dio cuenta del clima intempestivamente cálido en los lugares donde vivían los nativos americanos.
El político Daniel Webster dijo que pensaba que los colonos desarrollaron el nombre porque creían que los nativos americanos creaban grandes incendios, que eran los responsables de la humeante neblina del aire.
Otros dicen que los colonos dieron el nombre a la estación después de que les dijeran que los nativos americanos consideraban el clima agradable un regalo de Cautantowwit, un dios que vivía en el suroeste.
En los tiempos modernos, el nombre puede levantar cejas, pero como explora este debate reflexivo, quizá la mejor respuesta sea informarse sobre la historia y utilizar el término con respeto.
Fuera de EE.UU.
Estas olas de calor otoñales también son comunes en otras partes del mundo. Se conocen como veranos indios en el Reino Unido, el meteorólogo Philip Eden dice a la BBC. Pero en zonas más rurales, la estación tiene otros nombres.
«A mediados de octubre, por ejemplo, se llamaría ‘Pequeño Verano de San Lucas’, ya que la fiesta de San Lucas cae el 18 de octubre, mientras que a mediados de noviembre sería ‘Verano de San Martín’, ya que la fiesta de San Martín es el 11 de noviembre», escribe Eden. «Shakespeare también utilizó la expresión ‘All Halloween Summer’ en Enrique IV parte I para referirse a un periodo de sol cálido cuando octubre da paso a noviembre. Una expresión más genérica, pero ahora (tristemente) políticamente incorrecta, es ‘Verano de las viejas'».
Según el Almanaque del Agricultor, muchos países, como Inglaterra, Italia, Suecia y Portugal, tienen festivales al aire libre para celebrar la semana que incluye el Día de San Martín, pero también hay variaciones que incluyen las celebraciones del Verano de San Lucas y el «Verano de Todos los Santos» (Día de Todos los Santos el 1 de noviembre).
Lo llames como lo llames, esa pequeña ráfaga intempestiva de días soleados y cálidos es un poco de pseudoverano bienvenido en medio del otoño, que ofrece un descanso antes de que el invierno asome su cabeza mucho menos templada.