El descuelgue es un procedimiento controvertido en el que se cortan las cuerdas vocales de un perro para eliminar su capacidad de ladrar. El procedimiento se realiza desde hace tiempo. Pero El New York Times informó de que ha caído en desgracia entre los veterinarios más jóvenes y los defensores de los derechos de los animales. Y algunos estados se han esforzado por prohibir el controvertido procedimiento.
El Times habló con Mike Marder, un veterinario neoyorquino que hizo descortezar a su perro Nestle después de que un vecino amenazara con quejarse a la junta directiva de su cooperativa del Upper East Side por el ruidoso perro. Nestle no paraba de ladrar, y los Marder pensaron que el descortezado era la única solución que les permitiría mantener al perro con ellos. Ahora, en lugar de ladrar, Nestlé produce «algo entre un silbido y un chillido».
El procedimiento tiene fuertes opositores, que lo califican de anticuado e inhumano. Muchos veterinarios se niegan a realizar el procedimiento, y varios estados están aumentando la legislación para prohibirlo.
Según la Asociación Americana de Medicina Veterinaria, actualmente hay seis estados que prohíben la desvocalización de los perros en determinadas circunstancias. Massachusetts, Maryland y Nueva Jersey prohíben el procedimiento excepto cuando un veterinario autorizado lo considere médicamente necesario. Pensilvania prohíbe la desvocalización a menos que la realice un veterinario autorizado con anestesia. California y Rhode Island consideran ilegal exigir la desvocalización como condición para la ocupación de un inmueble.
La Dra. Sharon L. Vanderlip, veterinaria de San Diego, dijo al Times que lleva más de 30 años realizando operaciones de descortezado. Según Vanderlip, «(los perros) se recuperan inmediatamente y no parecen notar ninguna diferencia. Creo que en ciertos casos puede salvar a un perro de acabar siendo eutanasiado». Pero otros veterinarios señalan complicaciones como el exceso de tejido cicatricial en las cuerdas cortadas que dificulta la capacidad del perro para respirar.
Los expertos señalan que hay formas no quirúrgicas de frenar los ladridos de un perro, como incluir collares que rocían citronela cada vez que el perro ladra. Pero algunos propietarios de animales no se dejan intimidar. Terry Albert, de Poway (California), rescata perros y ha hecho descortezar a dos. Como dijo al NY Times: «Puedes pensar que es horrible… Pero si tuviera que renunciar a mi perro o someterme a la operación, elegiría la operación».