Las ostras pueden ser criaturas pequeñas e inocuas, pero tienen mucho que ver. Se han mezclado en sopas y guisos como comida de campesinos, así como se han considerado dignas de un rey (Luis XIV de Francia era aficionado a sorberlas crudas). En la actualidad, se valoran no sólo por su sabor, sino también por el impacto que tienen en el medio ambiente.
Hay más cosas que saber. Aquí tienes nueve datos que te mostrarán lo interesantes que pueden ser estos moluscos costeros.
Tabla de contenidos
1. Pueden oír
En una investigación realizada en 2017, los científicos sometieron a las ostras a sonidos de alta y baja frecuencia. Las ostras no respondieron a los sonidos de alta frecuencia. Sin embargo, los sonidos de baja frecuencia -como los producidos por los barcos, las explosiones provocadas por el hombre y las turbinas eólicas- hicieron que las ostras cerraran sus conchas para evitar la contaminación acústica.
El cierre de las conchas puede proporcionar a las ostras paz y tranquilidad, pero también limita su capacidad para saber lo que ocurre a su alrededor, desde la lluvia hasta las corrientes de agua. Esto puede tener graves repercusiones negativas porque las ostras dependen de esas señales para iniciar ciertos procesos biológicos importantes, como la digestión y el desove.
2. Comer ostras es antiguo
Los humanos modernos no son los primeros en consumir ostras como alimento, ni mucho menos. De hecho, cuando los arqueólogos localizan un montón de conchas de ostras, saben que no están lejos de un asentamiento humano. Los montones de conchas de ostras (llamados «middens») se han datado en el año 3600 a.C., y el consumo de ostras tiene miles de años de historia entre los nativos americanos de ambas costas. También forma parte del registro histórico del antiguo Egipto, Grecia y Roma; de la Francia e Inglaterra medievales y de la cultura maya.
3. Las conchas son buenas para tu jardín
Cuando se trituran, las conchas de las ostras pueden desempeñar un valioso papel en la horticultura como aditivo para el suelo. Contienen grandes cantidades de calcio, lo que ayuda a equilibrar los niveles de pH del suelo, mejorar el aporte de fertilizantes y fortalecer las paredes celulares de las plantas.
Debido a su textura gruesa, las conchas de ostra trituradas también favorecen el flujo de agua por el suelo, ya que evitan que éste se compacte. Otra ventaja de esta textura es que ahuyenta las plagas del jardín, como los topos y los topillos, que podrían dañar las plantas.
Si quieres utilizar conchas de ostra trituradas para tu jardín, puedes comprarlas. Para conseguir la máxima sostenibilidad, puedes intentar recoger algunas tú mismo (si vives en una costa) o incluso acercarte a una marisquería local que esté dispuesta a ofrecerte sus residuos de conchas diarios.
4. Se mencionan en las obras de Shakespeare
«El mundo es tu ostra» es una frase motivadora habitual para animar a alguien a ver todas las oportunidades que tiene ante sí. Es emocionante ver que las ostras aparecen en las conversaciones cotidianas, pero ese foco de atención lo puso originalmente uno de los escritores más famosos de la historia, William Shakespeare.
En «Las alegres comadres de Windsor», un personaje dice: «Pues bien, el mundo es mi ostra, que yo con la espada abriré». Aunque hemos dejado de lado la violencia de usar una espada para abrir la ostra figurada de las posibilidades, el sentimiento ha permanecido con nosotros.
Menos conocida es la referencia a la ostra en «Como quieras», cuando el payaso Touchstone dice: «La rica honestidad habita como un avaro, señor, en una casa pobre, como tu perla en tu asquerosa ostra».
5. Limpian el agua
Cada día, una sola ostra filtra aproximadamente 50 galones de agua. Cuando las ostras tiran del agua sobre sus branquias, éstas atrapan los nutrientes y las algas. Como resultado, el agua sale de la ostra más limpia de cómo entró.
Debido a estas capacidades de filtración, las ostras han sido consideradas como soluciones potenciales a la contaminación del agua. En 2017, el Estado de Nueva York invirtió 10 millones de dólares en la ampliación de la siembra de ostras en un intento de mejorar la calidad del agua en la costa de Long Island.
6. Los grupos de ostras crean hábitats para otras formas de vida marina
Una vez que las ostras superan la fase larvaria, se adhieren a una superficie sólida donde permanecerán el resto de su vida. Estas superficies pueden ser muelles, rocas o incluso otras ostras para formar arrecifes o lechos.
Cuando las ostras se multiplican en una zona, sus arrecifes sirven de anclas para que se adhieran otras formas de vida marina, como las anémonas de mar y los percebes. A su vez, éstos atraen a pequeños peces y camarones, que a su vez invitan a peces más grandes.
7. Protegen contra el cambio climático
Sabemos que las ostras filtran el agua, pero tan importante como el agua limpia resultante son las cosas que filtran de ella, concretamente el nitrógeno, que suele entrar en el agua como escorrentía de fertilizantes. Aunque los debates sobre el cambio climático suelen centrarse en el carbono, no hay que ignorar el impacto del nitrógeno: el óxido nitroso es más de 300 veces más potente que el dióxido de carbono, y ocupa el tercer lugar en la lista de gases de efecto invernadero amenazantes.
Las investigaciones han sugerido que un hábitat saludable para las ostras puede reducir el nitrógeno añadido al agua hasta en un 20%, lo que convierte a las ostras en una fuerte línea de defensa en la lucha contra el cambio climático.
8. Pueden evitar que te resfríes
Las ostras son un buen aliado para la lucha contra el cambio climático.
El zinc es un mineral esencial para la función inmunitaria: puede protegerte del resfriado común e incluso de la gripe. Y las ostras están repletas de él. De hecho, tienen la mayor cantidad de zinc que cualquier otro alimento; con 5,5 miligramos, una sola ostra contiene más de la mitad de la cantidad diaria recomendada de zinc para los adultos. Así que, cuando llegue la temporada de resfriados y gripe, pueden ser un buen regalo.
9. Muchas poblaciones de ostras están disminuyendo
En muchos lugares, las poblaciones de ostras están disminuyendo drásticamente. Un estudio descubrió que en Maryland, el número de ostras adultas ha disminuido aproximadamente un 50% entre 1999 y 2018. En algunos lugares, la población de ostras ha disminuido tanto que se han calificado de extintas a nivel local. Esto se debe a una combinación de sobreexplotación y enfermedad.
La esperanza es que, debido a los importantes servicios que prestan -desde la filtración del agua hasta la lucha contra el cambio climático y el apoyo a las economías locales-, se intensifiquen los esfuerzos de conservación.