10 formas de preparar a tus hijos un almuerzo más sostenible

El mantra moderno de la comodidad tiene unos costes bastante serios, y esta contrapartida puede encontrarse con demasiada frecuencia escondida en las fiambreras y mochilas. Aunque preparar una comida con paquetes precocinados es fácil y rápido, el resultado es un montón de basura y una gran cantidad de emisiones de carbono.

Pero preparar un almuerzo más sostenible para enviar al colegio con tus hijos (o contigo mismo) no es imposible. Aquí tienes algunos pasos para empezar.

Tabla de contenidos

1. Prescinde de los alimentos envueltos individualmente

¿Por qué la comida que se tarda menos de un minuto en comer está envasada en envoltorios y recipientes que duran cientos de años? Porque gran parte de nuestra industria alimentaria moderna se desarrolló para llevar las raciones al frente! Pero para los niños que marchan a la escuela, salta los alimentos envasados superconvenientes. Los alimentos procesados no sólo contribuyen en gran medida a los vertederos, a la contaminación de los océanos y del aire (piensa en la huella de carbono de todos esos camiones de basura), sino que a menudo son menos saludables.

2. Utiliza bolsas y recipientes reutilizables para sándwiches

En una nota relacionada, no hay necesidad de usar bolsas de plástico para sándwiches de un solo uso. En su lugar, considera una bolsa de tela encerada para sándwiches, o uno de los muchos contenedores reutilizables para el almuerzo que hay en el mercado. Desde cajas bento hasta tiffins, hay un montón de opciones, aunque los tarros de cristal pueden ser demasiado rompibles para algunos niños.

3. Reduce la carne y los lácteos

La carne, el yogur, el queso y otros productos lácteos suelen tener una mayor huella medioambiental que los alimentos de origen vegetal. Considera la posibilidad de llevar al menos un almuerzo vegano a la semana (¿para el lunes sin carne, tal vez?). La mantequilla de cacahuete y la mermelada son un buen recurso, pero también puedes ser creativo con envoltorios de humus, judías para untar y termos de sopa.

4. Sé exigente con la carne y el queso

Si optas por el sándwich de jamón y queso cheddar, ten en cuenta que la carne procesada puede tener un alto contenido en sodio, nitratos perjudiciales y puede proceder de animales tratados con antibióticos. Es una buena idea comprar carne y productos lácteos ecológicos y sin antibióticos. Considera la posibilidad de utilizar la Puntuación de los alimentos del Grupo de Trabajo Medioambiental como guía de las opciones más saludables y menos perjudiciales para el medio ambiente.

5. Compra localmente

Si compras alimentos cultivados localmente, no sólo estarás apoyando a tu propia comunidad, sino que también estarás reduciendo la huella de carbono de tus alimentos al reducir la distancia que se envía.

6. Piensa en la temporada

Comprar por temporadas suele ser más rentable, pero también va de la mano con el objetivo de comprar productos locales. Si los espárragos no son de temporada donde vives, eso suele significar que vienen de algún lugar tan lejano que tienen un clima diferente. Cambiar lo que se empaca para el almuerzo con la temporada también puede ayudar a evitar que los niños se aburran con la misma comida.

7. Evita la docena sucia

En un mundo ideal, compraríamos siempre alimentos ecológicos, porque no sólo reducen nuestra exposición personal a los pesticidas, sino también la cantidad de pesticidas y fertilizantes sintéticos que se vierten en el medio ambiente, dañando a su vez a los polinizadores y contribuyendo a problemas como la proliferación de algas tóxicas. Sin embargo, encontrar opciones ecológicas puede ser un reto (o una carga económica demasiado pesada), así que si vas a comer productos no ecológicos, considera la posibilidad de evitar las frutas y verduras que tienen más probabilidades de estar contaminadas: manzanas, apio, pimientos dulces, melocotones, fresas, nectarinas importadas, uvas, espinacas, lechugas, pepinos, arándanos domésticos y patatas.

8. Lleva una botella de agua

Desde las cajas de zumo hasta las botellas de plástico de los refrescos, pasando por las bolsas de zumo, los envases de bebidas desechables son un fastidio. Aunque sea posible reciclar, es una opción mucho más ecológica optar por una botella rellenable. Considera la posibilidad de consentir a tus hijos con una botella de agua divertida y con algo de personalidad, si eso les ayuda a animarse a usarla.

9. Cáscaras y pozos de abono

Si tienes una cáscara de abono, puedes usarla para hacerla.

Si tienes una pila de compost en casa, anima a los niños a participar trayendo a casa sus cáscaras de manzana y sus huesos de cereza. A no ser que su colegio tenga un programa de compostaje, es probable que estos elementos acaben en la basura, donde contribuirán a los vertederos y a la producción de metano asociada. En lugar de eso, ¿por qué no enseñar a los niños a evitar el desperdicio de alimentos y a la vez devolverlo a la tierra?

10. Abandona la idea de la «comida para niños»

La idea de que los niños deben comer de forma diferente a sus padres ha hecho que los niños coman más comida procesada y menos cosas frescas y saludables. «La «comida para niños» es, en general, una estratagema de marketing que fomenta una alimentación menos saludable. El año pasado, un estudio descubrió que los niños que comen los mismos alimentos que sus padres tienden a tener una dieta más sana.

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