5 formas de fomentar el amor por la naturaleza en los niños

Los expertos dicen que los primeros 14 años de la vida de un niño son cruciales para establecer una conexión con el mundo natural.

Los niños tienen una afinidad natural con la naturaleza. Les fascina, les atrae y están deseosos de explorarlo. Esto dura hasta aproximadamente los 14 años, momento en el que, a menos que los padres hayan hecho un esfuerzo concertado para «proporcionar a su hijo experiencias ricas y repetidas en la naturaleza», tienden a perderla. Drew Monkman y Jacob Rodenburg describen el posible resultado de forma desalentadora en «El Gran Libro de Actividades en la Naturaleza«:

«Si mantenemos a nuestros hijos dentro de casa, corremos el riesgo de que la naturaleza se convierta simplemente en el telón de fondo de su vida cotidiana, tan intrascendente como las vallas publicitarias, las luces de neón y los postes de teléfono que decoran nuestros paisajes urbanos».

Tabla de contenidos

1. Da ejemplo.

Todos sabemos que los niños emulan a sus padres. Si te pasas todo el tiempo con la nariz enterrada en un teléfono, ellos querrán hacer lo mismo. Pero si muestras interés por el aire libre, eso también despertará su curiosidad. Saca tiempo de tu día para estar al aire libre. «Si los niños ven que te esfuerzas por estar en la naturaleza, ellos también querrán ir». También es importante que los padres hablen positivamente de la naturaleza. Elige tus palabras con cuidado, evitando calificativos como «asqueroso» y «sucio». Expresa, en cambio, curiosidad y asombro.

2. Ten una mentalidad de explorador.

Está abierto a lo que ocurra cuando estés en la naturaleza. Da a los niños el tiempo y el espacio para los descubrimientos; en otras palabras, no los apresures por un camino. Tómate tu tiempo para voltear troncos, levantar rocas, explorar escondites, trepar a los árboles.

3. Recoge cosas.

Permite que tus hijos traigan sus tesoros naturales a la casa. Coloca una mesa de exposición donde puedan guardar piedras, palos, hojas, huesos, flores, bichos muertos y cualquier otra cosa que encuentren para su observación. Construye un terrario para «mascotas», como orugas e insectos, pero asegúrate de liberarlos en su hábitat natural una vez que haya pasado el tiempo de observación.

4. Construye en la naturaleza.

Los niños gravitan hacia los espacios acogedores, ya sean naturales o hechos a mano. Ayúdales a construir fuertes en la naturaleza, en un sendero o en tu jardín. Las casas en los árboles son otro gran proyecto que puede necesitar la ayuda de un adulto, pero que se convertirá en el lugar de muchos de sus mejores recuerdos de la infancia.

5. Ve de acampada.

Acampar es una forma fabulosa de relacionarse con la naturaleza en familia, y de establecer hábitos que se mantendrán de por vida. Estar al aire libre durante 24 horas seguidas expone a los niños a una faceta de la naturaleza que no suelen ver, como los animales nocturnos, la observación de las estrellas y cómo hacer un fuego. A lo largo de los años he llegado a la conclusión de que invertir en material de acampada de calidad merece mucho la pena, porque te permite pasar unas vacaciones fabulosas sin apenas gastar dinero en un momento dado.

6. Haz preguntas.

Anima a tu hijo a hacer preguntas. Monkman y Rodenburg escriben:

«Considera el arte de preguntar. Una pregunta puede inspirar la curiosidad o apagarla por completo. El motor del aprendizaje es la curiosidad. Un nombre o una etiqueta no es más que un punto de partida, el comienzo de una historia: ¡depende de ti que la historia continúe!»

Puede que no sepas la respuesta a la pregunta de tu hijo, pero no pasa nada. Intenta hacerlo lo mejor posible, haced una lluvia de ideas juntos y luego investigad cuando lleguéis a casa. Si la respuesta no existe -como ocurre con muchas preguntas científicas- sugiere que tal vez un día tu hijo se convierta en el científico que la descubra

Si te tomas en serio lo de pasar más tiempo en la naturaleza con los niños, te recomiendo encarecidamente que cojas un ejemplar de «El Gran Libro de Actividades en la Naturaleza» (New Society Publishers, 2016). Se ha convertido en un gran favorito de mi familia.

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