Las mantis son algo excéntrico en el mundo de los insectos. Pueden volar -los machos, al menos-, pero lo más frecuente es que se muevan lentamente entre arbustos y flores. Pueden ser temibles cazadores, pero suelen esperar a que su presa los encuentre. Sobre todo, están hiperadaptadas a sus entornos, y hay más de 2.000 especies de mantis, cada una con el aspecto y las habilidades que necesita para prosperar en su rincón del mundo. Todas comparten las características patas delanteras dobladas y los abdómenes largos, pero cada una tiene adaptaciones singulares que la convierten tanto en temible cazadora como en presa escurridiza.
Con sus extrañas púas, sus atrevidas rayas y su mimetismo puntual, estas nueve especies de mantis tienen uno de los mejores camuflajes de la naturaleza.
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Mantis de flor espinosa
La mantis floral espinosa (Pseudocreobotra wahlbergii) es originaria del África subsahariana y presenta unas prominentes manchas oculares en las alas para disuadir a los depredadores. Crece entre uno y dos centímetros, lo que la convierte en una de las especies de mantis más pequeñas, pero sigue siendo una depredadora capaz. Las intrincadas espigas y la coloración verde y blanca moteada que luce se mezclan tan bien con la flora circundante que algunos insectos intentan polinizarlas, lo que termina en una comida para la mantis en lugar de una polinización exitosa.
Mantis Flor del Diablo
La mantis flor del diablo (Idolomantis diabolica) es otra especie originaria del África subsahariana, pero que alcanza un tamaño mucho mayor. Las hembras adultas, que son más grandes que los machos, pueden llegar a medir cinco pulgadas. Una característica que la define es su exhibición defensiva, en la que levanta sus patas delanteras para revelar una descarnada parte inferior blanca y negra y parecer más grande de lo que realmente es. Gracias a su intensa coloración y a sus espectaculares exhibiciones, es una mascota muy popular, y cada año se importan miles a los países occidentales.
Mantis fantasma
La mantis fantasma (Phyllocrania paradoxa) es una especie de mantis africana que destaca por su cuerpo en forma de hoja. Incluso tiene variaciones de pigmentación que se asemejan a las venas de una hoja, lo que perfecciona su disfraz contra las aves y otros posibles depredadores. Se considera una especie en miniatura, que rara vez crece más de cinco centímetros. Es otra especie popular como mascota, especialmente porque la falta de agresividad hacia su propia especie hace que puedan coexistir en cautividad.
Mantis europea
A veces, el nombre de mantis religiosa puede utilizarse para describir cualquiera de las especies de mantis, pero si vives en Estados Unidos, es probable que se refiera a la mantis europea (Mantis religiosa). Esta distintiva especie es la mantis más común en Europa, América del Norte, Asia, África y Australia. Aunque suele ser de color verde brillante, puede variar de color entre el amarillo y el marrón oscuro. Incluso esta especie común tiene algunas características extrañas, como una cabeza móvil (pueden mirar detrás de ella, una habilidad única entre los insectos) y una propensión al canibalismo sexual, en la que la hembra suele matar y comerse al macho después del apareamiento.
Mantis de cabeza de cono
Natural del Mediterráneo, la mantis de cabeza de cono (Empusa pennata) se distingue fácilmente por su corona sobresaliente y sus antenas plumosas, que le dan un aspecto extraño. Puede llegar a medir más de diez centímetros y es un prodigioso depredador capaz de abatir presas de su mismo tamaño. Como todas las mantis, atrapa a sus presas acechando, abalanzándose y agarrando a sus víctimas con sus patas delanteras en forma de espiral.
Mantis orquídea de Malasia
La mantis orquídea de Malasia (Hymenopus coronatus) es un extraordinario ejemplo de camuflaje, con patas como pétalos y coloración rosa suave. Vive, por supuesto, en Malasia, así como en otros países del sudeste asiático. Se esconde en las flores y en las ramas de los árboles, y se vuelve marrón si el entorno lo requiere. Todo este disfraz es una poderosa táctica depredadora, que hace que los desprevenidos insectos voladores aterricen, literalmente, en sus brazos.
Mantis escudo
Al igual que otras especies de mantis, la mantis escudo (Choeradodis rhombicollis) tiene un aspecto foliar superrealista. Pero, a diferencia de otras especies, la mantis escudo no dedica todo su cuerpo al disfraz. En su lugar, su aspecto frondoso superior esconde un tren de aterrizaje ordinario. Esta nativa de América Central y del Sur también puede vibrar y agitar su cuerpo para replicar una hoja que se mueve con el viento. Una vez situada, esta gran mantis adopta una táctica de caza de «sentarse y esperar», y puede alimentarse de presas tan grandes como lagartos y colibríes.
Mantis dragón
La mantis dragón (Stenophylla cornigera) es una especie especialmente escurridiza, que se oculta hábilmente en el denso follaje de la selva atlántica brasileña. De hecho, es tan difícil de detectar que los investigadores no están seguros de cuántas hay: puede ser que la especie sea increíblemente rara o que sea increíblemente difícil de encontrar. Durante una expedición en 2019, los entomólogos localizaron dos machos adultos por la noche utilizando una trampa de luz, lo que demuestra su teoría de que esta especie nocturna navega por la luz de la luna.
Mantis de la hoja muerta
La mantis de la hoja muerta (Acanthops falcata) es similar a la mantis fantasma, pero con algunas diferencias que merece la pena señalar. Por un lado, su patria es Sudamérica, en lugar de África. También es única en el sentido de que muestra un dimorfismo sexual -en el que los machos y las hembras de la especie tienen un aspecto diferente- en mayor medida que otras mantis. Los machos más pequeños tienen el tórax aplanado y se asemejan a una hoja plana, mientras que las hembras, que no vuelan pero son más grandes, tienen el aspecto de una hoja enroscada, y exhiben prominentes colores anaranjados de advertencia bajo sus alas inutilizables.