Los árboles son conscientes de sus vecinos y les dan espacio

Podría escribir sobre los árboles hasta ponerme verde, y lo hago. Y es probable que cada vez que escriba sobre ellos, caiga en la antropomorfización. Tal vez no caminen ni vuelen a la luna, pero son organismos realmente extraordinarios con dones y talentos propios. Son algunos de los más nobles caballos de batalla del planeta -no seríamos nada sin ellos- y merecen todo el respeto posible.

¿Así que no es de extrañar que mi corazón diera un vuelco cuando leí las palabras del día de Robert Macfarlane en Twitter? (Macfarlane escribe sobre la naturaleza y el lenguaje, y su Twitter es algo profundo y poético)

Y muchas son las fotos que hacen alarde de este hermoso comportamiento.

La timidez de la corona

El fenómeno se ha estudiado desde los años 20 y también se conoce como desprendimiento de la copa, timidez de la copa o separación entre copas. No ocurre en todas las especies de árboles; algunas especies que lo hacen sólo lo hacen con árboles de la misma especie, y otras lo hacen tanto con los suyos como con los de otras especies. No hay una teoría probada detrás de la reticencia; se cree que en realidad puede haber varios mecanismos en diferentes especies para este comportamiento adaptativo. Un caso de evolución convergente.
timidez de los árboles

Una explicación es que se trata de una especie de autopoda; cuando los árboles se rozan con el viento, se vuelven tímidos para detener la abrasión. Otra teoría sugiere que tiene que ver con las respuestas para evitar la luz y la sombra. Un estudio demostró que las plantas disponían sus hojas de forma diferente cuando crecían entre ejemplares afines o no afines, haciendo sombra a los vecinos de especies diferentes, pero permitiendo que la luz importante llegara a sus afines. Por último, es muy posible que sea una forma de proteger a los vecinos de las plagas que viajan.

Sea cual sea la razón, es evidente que hay algo de inteligencia en juego. Y el resultado resultante para nosotros, los admiradores, los riachuelos del cielo que se asoman como un mapa del techo de los ríos, nos proporciona la excusa perfecta para reflexionar sobre nuestros astutos aliados arbóreos y recordar esto: Puede que no se preocupen por estar a la altura de los Jones, pero es evidente que son conscientes de sus vecinos.

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