Lo que hay que tener en cuenta al plantar un arce de Noruega

El arce de Noruega (Acer platanoides) fue introducido por el botánico John Bartram de Filadelfia desde Inglaterra a EE.UU. en 1756. Se plantó en granjas y ciudades por su sombra, resistencia y adaptabilidad a las condiciones adversas, lo que hizo que el arce, al plantarse, se extendiera como un reguero de pólvora.

Debido a esto, y a otros factores negativos, el arce noruego se ha ganado el título de «árbol malo», lo que significa que los gobiernos municipales y los paisajistas preocupados por él buscan su destrucción por temor a que el gran dosel de hojas que produce este arce en particular bloquee todo el resto del crecimiento por debajo de él.

Sin embargo, hay una serie de cualidades que redimen a este tipo de árboles, como su tolerancia a múltiples tipos de nutrientes del suelo y condiciones climáticas, su óptimo follaje otoñal y sus hermosas flores amarillas en primavera.

Por qué los arces de Noruega son «árboles malos»

El sistema de raíces poco profundas y fibrosas y la densa sombra del arce noruego hacen prácticamente imposible que crezca la hierba bajo el árbol, y las agresivas raíces a menudo ciñen incluso al árbol madre, acabando por ahogarse, lo que lo convierte en un mal árbol si piensas cultivar cualquier otra cosa a su alrededor.

Además, los arces de Noruega son también árboles exóticos invasores no nativos que han escapado del entorno urbano y son una amenaza para los arces nativos debido a su follaje que bloquea el sol. Las poblaciones de arce noruego abruman los lugares desplazando a los árboles, arbustos y plantas herbáceas del sotobosque autóctonos y, una vez establecidos, crean un dosel de sombra densa que impide la regeneración de las plántulas autóctonas; también se cree que libera toxinas en las raíces que inhiben o impiden el crecimiento de otras plantas.

Los arces de Noruega también se reproducen rápidamente, formando densos sistemas de raíces en cuestión de temporadas que son casi imposibles de eliminar por completo sin matar por completo el suelo circundante. Sin embargo, esto no quiere decir que este tipo de árbol no tenga cualidades positivas.

Características redentoras

Los arces de Noruega son posiblemente una de las variedades más bellas de arce que hay actualmente en Norteamérica, con ricas hojas amarillas en otoño en condiciones óptimas y preciosas flores amarillas en ramas sin hojas en primavera.

Además, estos árboles son muy resistentes a las condiciones climáticas y a la falta de nutrición del suelo, por lo que pueden crecer en casi cualquier lugar, lo que los hace estupendos para plantar en terrenos que normalmente no soportan mucha vegetación.

Además, debido a su naturaleza de propagación rápida, cosechar nuevos árboles para su distribución es sorprendentemente fácil: basta con replantar una de sus muchas raíces y un nuevo árbol empezará a crecer en poco tiempo. Además, los arces noruegos crecen con bastante rapidez y dan mucha sombra, por lo que pueden utilizarse para generar una valla de privacidad rápida y natural para tu propiedad.

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