Foto vía The Guardian
Los terremotos, como el que se produjo ayer en Christchurch (Nueva Zelanda), figuran entre las catástrofes naturales más devastadoras, capaces de arrasar ciudades y causar grandes pérdidas de vidas, en gran medida porque son muy imprevisibles. Sin embargo, el domingo, menos de 48 horas antes del terremoto, 107 ballenas piloto vararon y murieron a lo largo de las costas del país, un fenómeno que los biólogos aún no han comprendido del todo. La proximidad de los dos acontecimientos, tanto en tiempo como en ubicación, ha provocado un frenesí en la Web sobre si están relacionados – y si los varamientos pueden proporcionar una previsión preciosa antes de que ocurra el desastre. Es importante señalar que los biólogos creen que las ballenas y los delfines se varan por diversas razones, como el deterioro de la salud y los errores de navegación, aunque hasta ahora no se ha establecido una correlación definitiva. Sin embargo, este último incidente de varamiento masivo antes de un terremoto no carece de precedentes.
Un informe de The Mirror señala que unas 170 ballenas quedaron varadas en Australia y Nueva Zelanda antes del devastador terremoto de 2004 que asoló el océano Índico y que provocó un tsunami que se cobró la vida de cientos de miles de personas en toda la región. En aquel momento, el profesor indio Dr. Arunachalam Kumar sospechó que existía una relación entre ambos acontecimientos.
Tres semanas antes del tsunami, fue alertado de la muerte de las ballenas, y escribió: «Es mi observación, confirmada a lo largo de los años, que los suicidios masivos de ballenas y delfines que ocurren esporádicamente en todo el mundo, están relacionados de alguna manera con el cambio y las perturbaciones en las coordenadas del campo electromagnético y los posibles realineamientos de las placas geotectónicas del mismo.
«.«No me sorprendería que dentro de unos días se produjera un terremoto masivo en alguna parte del globo».
Actualmente, los científicos especulan que la causa de la muerte de los calderones de Nueva Zelanda se debe a las reverberaciones del sonido en aguas poco profundas.
En las semanas previas al terremoto del martes, varios grupos de calderones se habían quedado varados y habían vuelto al mar, culminando con la muerte masiva de 107 animales del domingo. Puede que nunca se sepa con certeza si los sutiles precursores de un terremoto los impulsaron hacia el interior, pero es bien sabido que muchos animales son mucho más sensibles a tales factores que los humanos.
Quizás más difícil que demostrar una correlación entre los varamientos y los terremotos sería decidir cómo deberíamos responder a estos acontecimientos si se descubre que existe una relación. Al fin y al cabo, solemos ser mucho mejores a la hora de recopilar y analizar los datos que nos proporciona el mundo que nos rodea que a la hora de actuar en función de ellos.