Aunque muchas aves -como las golondrinas, los halcones y los colibríes- migran durante el día, la mayoría de las aves terrestres viajan de noche. Aunque parezca más difícil volar cuando está oscuro, hay buenas razones para las maniobras nocturnas.
«La migración nocturna tiene al menos tres ventajas», escribe Herb Wilson, profesor de biología del Colby College, en Maine Birds.
«Los pájaros no tienen que preocuparse por los ataques de halcones o gavilanes. En segundo lugar, el aire de la atmósfera suele ser menos turbulento que durante el día. Por último, el aire es más fresco por la noche. Un pájaro que migra produce una gran cantidad de exceso de calor que necesita ser liberado. La mayor parte del calor se pierde por las patas sin plumas. Cuanto más fría sea la temperatura del aire, más rápidamente se podrá liberar ese calor».
Los migradores nocturnos son gorriones, currucas, papamoscas, tordos, orioles y cucos. La mayoría de estas aves viven en los bosques y otros hábitats protegidos, señala Wilson. No son los voladores más acrobáticos, por lo que necesitan la densa cobertura para evitar a los depredadores.
Pero volar de noche es cada vez más peligroso que antes. Las luces de los edificios y las torres confunden y desorientan a las aves, haciéndolas chocar. Las torres de televisión, radio y telefonía móvil provocan hasta 7 millones de colisiones de aves cada año en Norteamérica, según la American Bird Conservancy.
Un rascacielos bien iluminado puede matar a cientos de aves migratorias en una sola noche, una cuestión que ha empezado a suscitar más preocupación entre el público. En ciudades como Nueva York, Chicago y Houston, algunos rascacielos y otros lugares emblemáticos cuentan ahora con programas de «apagado de luces» durante las épocas clave de la migración de las aves en otoño y primavera.
Cómo ayuda una proteína especial
Los investigadores creen que las aves utilizan el campo magnético de la Tierra para ayudarse a navegar durante la migración. Se cree que una proteína llamada criptocromo, sensible a la luz azul, es la clave para que esto ocurra. Pero siempre ha existido la duda de cómo funciona el criptocromo en situaciones de tan poca luz.
En un estudio publicado en la revista PNAS, los investigadores han descubierto recientemente que los criptocromos de las aves migratorias han evolucionado para necesitar menos luz y permitir que su reconocimiento de la luz azul perciba y responda a los campos magnéticos.
«Hemos podido demostrar que la proteína criptocromo es extremadamente eficaz para captar y responder a niveles bajos de luz», dijo el autor principal, Brian D. Zoltowski, químico de la Universidad Metodista del Sur. «Las aves han desarrollado un mecanismo para aumentar la eficacia. Así, incluso cuando hay muy poca luz alrededor, tienen suficiente señal generada para migrar».»