Hechas con materiales vírgenes que requieren procesos de fabricación que consumen muchos recursos, las botellas de agua reutilizables no son la solución perfecta que puedes pensar.
Las botellas de agua reutilizables se han asociado al cuidado del medio ambiente. La gente que las lleva no sólo lo hace por la comodidad de tener siempre agua a mano, sino también como protesta contra el excesivo despilfarro de las botellas de agua de plástico desechables. En cierto modo, se han convertido en algo tan omnipresente (e irritante) como las bolsas de la compra reutilizables, que se reparten gratuitamente, hasta el punto de que la mayoría de nosotros tenemos un número excesivo de botellas reutilizables dando vueltas por la casa.
Pero ¿te has parado a pensar en lo que significan las botellas de agua reutilizables para el planeta? No son necesariamente una solución perfecta.
Los problemas de las botellas de agua reutilizables
En un libro titulado «Green Washing: Why We Can’t Buy Our Way to a Green Planet» (Lavado verde: por qué no podemos comprar nuestro camino hacia un planeta verde), la autora Kendra Pierre-Louis dedica un capítulo entero a la pregunta: «¿Cómo de limpia es tu cantimplora?» Señala que muchos fabricantes de botellas de agua, como Klean Kanteen y Sigg, sólo utilizan materiales vírgenes en la producción, a pesar de la gran cantidad de acero inoxidable y aluminio reciclable disponible.
«A pesar de que Sigg presume de la reciclabilidad de sus botellas de agua de aluminio -y para ser claros, el aluminio es completamente reciclable-, sus botellas están hechas de aluminio virgen al 100 por cien. En consecuencia, cada botella Sigg de 150 gramos y 1 litro libera aproximadamente 0,77 libras de carbono antes de salir de la fundición de aluminio.
«De hecho, un estudio del MIT de 1999 demostró que la producción de una tonelada de aluminio virgen genera aproximadamente 10 veces más dióxido de carbono que la producción de una tonelada de acero. El aluminio reciclado, por el contrario, sólo utilizaría el 5 por ciento de la energía que consume el aluminio virgen.»
La producción de acero inoxidable también es extremadamente intensiva en recursos, ya que depende de la extracción de níquel a cielo abierto y de una fundición de hierro notoriamente tóxica. Este proceso hace que los alardes de Klean Kanteen sobre el alojamiento web con energía eólica y los expositores de las tiendas con certificación del Consejo de Administración Forestal (FSC) suenen vacíos.
La fundición de aluminio está creando grandes problemas para los pueblos indígenas, como los kayapó en la Amazonia, donde el gobierno brasileño está construyendo actualmente la presa de Belo Monte. Sería la tercera mayor presa del mundo, motivada en gran parte por el deseo de alimentar las minas de fundición de aluminio del noreste de Brasil.
Claro que las empresas de botellas de agua no tienen la culpa de estos acontecimientos, pero ellas -y nosotros, ansiosos consumidores de mentalidad ecológica que compramos sus productos- estamos añadiendo un elemento más a la demanda de materias primas.
La solución
¿Cuál es la solución? Obviamente, necesitamos acceso al agua, y las botellas de plástico desechables están fuera de lugar. Hasta que las empresas empiecen a convertir las latas de aluminio de un solo uso en botellas de agua y podamos encontrar botellas fabricadas con materiales 100% reciclados, Pierre-Louis sugiere una vuelta radical a los viejos tiempos:
«Teniendo en cuenta que [los estadounidenses] pasamos el 87% de nuestro tiempo en el interior, a poca distancia del agua potable y de esta cosa anticuada llamada vaso, ¿por qué la mayoría de nosotros necesitamos botellas de agua? En lugar de declarar audazmente nuestra ecología comprando una botella de agua, ¿no es más ecológico hacer lo que hacíamos antes de que todos paseáramos por la ciudad con agua embotellada: beber de fuentes públicas, o de vasos en casa y en el trabajo, o simplemente tener sed durante un rato hasta que podamos llegar a una fuente de agua?»