Situada a tan solo 10 kilómetros de la trampa turística de Benidorm, la pequeña localidad española de La Nucía no podría ser más diferente a su vecina.
El municipio ha seguido una estricta política de sostenibilidad durante los últimos 20 años, ganando tres premios Architizer por su arquitectura ecológica.
Los residentes de la ciudad también están muy involucrados en su acción sostenible. La recarga de los coches eléctricos es gratuita para todos, mientras que cuanto más reciclan los residentes, menos impuestos pagan.
Al hablar de la transformación sostenible, el alcalde Bernabé Cano señala una serie de factores. “El primer paso fue quitar el tráfico del casco antiguo. Posteriormente, se crearon varias líneas de trabajo. Creamos nuevas áreas verdes, replantamos todas las áreas ajardinadas con pinos nativos para crear pulmones en todo el municipio”, dice Bernabé.
“Esto fue acompañado de una arquitectura de vivienda unifamiliar donde no hay zona de concentración habitacional”.
Paralelamente, los arquitectos de la ciudad han estado muy involucrados en la creación de edificios sostenibles. José Luis Campos, arquitecto de Studio Crystalzoo busca cada día nuevas formas de ahorrar energía en la ciudad.
“El enfoque que hemos tenido es revisar la metodología sustentable de esta área. Recopilar y proponer cómo se construyó en el pasado. Muros grandes, masivos, importantes, el tratamiento del color. Trabajar con luces controladas dentro del complejo”. él dice.
“Al final lo que vas a tener son edificios con gran inercia térmica. En primer lugar, es un poco más caro de construir. Pero con el tiempo es mucho más rentable económicamente”.
Este trabajo de vanguardia ha llevado también a deportistas famosos a la ciudad. Los campeones olímpicos y la selección inglesa de fútbol han venido a entrenar aquí, atraídos por su complejo deportivo sostenible de 400.000 metros cuadrados.
Pero no solo los deportistas se han sentido atraídos por La Nucía. Más extranjeros que locales componen la población, con residentes de más de 100 países. Debido a sus credenciales sostenibles e inversión verde, la ciudad ha visto triplicarse su población desde 2001.
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