En un momento u otro, probablemente hayas oído la frase «hirviendo» aplicada a un desierto. Pero, a menos que veas el vídeo de arriba, probablemente nunca hayas visto que la arena parezca hervir de verdad. De hecho, la arena del vídeo parece comportarse más como agua que, bueno, como arena.
¿Quieres verlo a mayor escala?
Esa arena se parece básicamente a lo que le ocurre a una olla de espaguetis cuando me distraigo con Twitter.
¿Y qué pasa? Lo creas o no, el proceso es relativamente sencillo. Se llama fluidización. En estos dos vídeos, se está bombeando aire a la arena desde abajo. Este aire está separando las partículas de la arena y esa separación hace que las partículas fluyan un poco más libremente, como las partículas de los líquidos. El resultado es que la arena ondea, burbujea y fluye como el agua, todo ello sin mojarse. Estos dispositivos, por cierto, se llaman lechos fluidizados.
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La analogía más cercana, aunque no sea correcta, es pensar en el proceso de transformación de un sólido en un líquido. Cuando un material está en estado sólido, las partículas están bien empaquetadas. Sin embargo, cuando se funde, las partículas se aflojan y pueden moverse y deslizarse unas junto a otras, convirtiéndose en un líquido. De nuevo, esta analogía no es especialmente correcta, ya que la arena no cambia realmente su estado de materia. Pero es una buena forma de visualizar mejor lo que ocurre.
Aparte de tener un aspecto superguay, la fluidificación sirve para varias cosas. Puede utilizarse para transportar cemento, procesar alimentos y desarrollar combustibles de alto octanaje, entre otras aplicaciones.