Riesgos medioambientales de los residuos mineros

Los relaves son un tipo de residuo de roca de la industria minera. Cuando se extrae un producto mineral, la parte valiosa suele estar incrustada en una matriz de roca llamada mena. Una vez que la mena ha sido despojada de sus minerales valiosos, a veces mediante la adición de productos químicos, se amontona en forma de estériles. Los estériles pueden alcanzar proporciones inmensas, apareciendo en forma de grandes colinas (o a veces estanques) en el paisaje.

Los residuos depositados en forma de grandes montones pueden causar diversos problemas medioambientales:

  • Derrumbes, desprendimientos. Los montones de residuos pueden ser inestables y sufrir desprendimientos. En 1966, en Aberfan (Gales), se produjo el famoso derrumbe de una colina de escombros mineros sobre edificios, con el resultado de 144 muertos. También hay casos en los que se produjeron avalanchas invernales sobre los residuos mineros, con la consiguiente pérdida de vidas de los residentes que se encontraban debajo.
  • Polvo. Los depósitos de residuos secos contienen pequeñas partículas que son recogidas por el viento, transportadas y depositadas en las comunidades cercanas. En los residuos de algunas minas de plata, el arsénico y el plomo están presentes en el polvo en concentraciones lo suficientemente elevadas como para causar graves problemas.
  • Lixiviación. Cuando la lluvia cae sobre los residuos, lixivia materiales que pueden crear contaminación del agua, por ejemplo, plomo, arsénico y mercurio. A veces se produce ácido sulfúrico cuando el agua interactúa con los residuos, o puede ser un subproducto del procesamiento del mineral. Como resultado, se produce una fuga de agua altamente ácida de los relaves y se altera la vida acuática aguas abajo. Los residuos de la minería del cobre y del uranio suelen producir niveles medibles de radiactividad.

Se trata de un problema de salud pública.

Estanques de cola

Algunos residuos mineros se vuelven muy finos después de ser triturados durante su procesamiento. Las partículas finas se suelen mezclar con agua y se introducen en estanques en forma de lodo o fango. Este método reduce los problemas de polvo y, al menos en teoría, los embalses están diseñados para dejar salir el exceso de agua sin que se produzcan fugas de residuos. Las cenizas de carbón, aunque no son un tipo de residuos, son un subproducto de la combustión del carbón que se almacena de la misma manera y conlleva riesgos medioambientales similares.

En realidad, las balsas de residuos también conllevan varios riesgos medioambientales:

  • Fallo de la presa. Ha habido numerosos casos en los que la presa que retiene el embalse se ha derrumbado. Las consecuencias para las comunidades acuáticas de abajo pueden ser graves, por ejemplo en el caso del desastre de la mina de Mount Polly. 
  • Las filtraciones
  • Fugas. Las balsas de residuos pueden tener un tamaño de cientos de hectáreas, y en esos casos, las fugas a las aguas superficiales y subterráneas son probablemente inevitables. Los metales pesados, los ácidos y otros contaminantes acaban contaminando las aguas subterráneas, los lagos, los arroyos y los ríos. Algunas balsas muy grandes de las explotaciones de arenas bituminosas de Canadá dejan escapar grandes cantidades de residuos en el suelo subyacente, en el acuífero y, en última instancia, en el cercano río Athabasca.
  • Exposición de la fauna. Se sabe que las aves acuáticas migratorias se posan en las balsas de residuos, y en algunos casos con consecuencias dramáticas. En 2008, unos 1.600 patos murieron tras aterrizar en una balsa de residuos de arenas bituminosas en Alberta, contaminada por betún flotante, una sustancia similar al alquitrán. Sin embargo, unas sencillas medidas disuasorias pueden reducir ese riesgo de forma significativa.

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