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¿ Qué es la Cumbre sobre la Acción Climática ONU 2019 ?
La Cumbre sobre la Acción Climática ONU 2019 se celebrará en Nueva York el 23 de septiembre y hablará de cambio climático y desarrollo sostenible, monitorizará los compromisos de las 169 naciones signatarias del Acuerdo de París. Se enmarcará en la celebración de su Asamblea anual y estará acompañada de otras cuatro cumbres más sobre temas como los ODS, la financiación para el desarrollo o la cobertura sanitaria universal:
- Cumbre sobre la Cobertura Universal de Salud
- Cumbre para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible
- Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo
- Cumbre en apoyo de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo
El cambio climático es el mayor reto de nuestro tiempo. Nos encontramos en un momento definitivo para hacer algo. Estamos a tiempo de hacer frente al cambio climático, pero realizando un gran esfuerzo sin precedentes por parte de todos los miembros de la sociedad.
Para impulsar esta misión y acelerar la implementación del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, el Secretario General António Guterres ha organizado la Cumbre del Clima el 23 de septiembre de 2019. La Cumbre supondrá un gran salto en la ambición política nacional colectiva y mostrará grandes avances en la economía real en apoyo de la agenda. Estos avances reforzaran los mercados y las políticas y darán el impulso necesario a países, empresas, ciudades y sociedad civil, para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y del Acuerdo de París.
El Acuerdo de París es el acuerdo que nadie cumple
El Acuerdo de París es el instrumento jurídico con el que la sociedad internacional se compromete a reducir las GEI, que son las siglas en inglés de las emisiones de gases de efecto invernadero, a fin de limitar todo lo posible el calentamiento global de la tierra, y de evitar los impactos climáticos extremos y la pérdida masiva de biodiversidad que tal calentamiento conlleva. Se firmó en la vigésimo primera Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), celebrada en la capital francesa a finales de 2015, y finalmente se ratificó en 2016. En un principio, el Acuerdo establecía el objetivo internacional de limitar el aumento de temperatura media global a menos de 2ºC por encima de los niveles pre-industriales.
La comunidad científica avisa que los cambios no son suficientes
Sin embargo, la comunidad científica advirtió de que los objetivos que contemplaba el Acuerdo eran insuficientes si queremos aliviar el sufrimiento que el cambio climático va a ocasionar a las personas en las próximas décadas. La meta de reducir las emisiones de GEI tenían que ir enfocadas a limitar el calentamiento global no ya a 2ºC sino a 1,5ºC. Pero incluso un grado y medio más de temperatura acarrea consecuencias irreversibles sobre los ecosistemas que, por supuesto, terminan afectando a las personas, en forma de crisis alimentaria, destrucción de empleo, etc. ya que los humanos también formamos parte de los entornos naturales y nuestra vida depende del estado de salud de éstos.
Las catástrofes ambientales serán inevitables
Dejando a un lado los ecosistemas (la extinción de especies a gran escala), la alerta de los especialistas sobre el peligro real para las personas y sobre el nivel de seriedad del asunto se podría resumir, de manera muy simplificada, así:
A más calentamiento, más energía en el océano, más huracanes, más lluvias intensas, más catástrofes naturales, más subida del nivel del mar, más necesidad de adaptación, más dinero que se deberá invertir en preparar las infraestructuras y en atención sanitaria, más vidas humanas y especies que están en peligro y, en última instancia, más migraciones y más conflictos políticos derivados de éstas.
Ante estos retos, y en vista de que desde la entrada en vigor del Acuerdo de París —y tras las cumbres de Marrakech (COP22), Bonn (COP23) y en la ciudad polaca de Katowice (COP24)— las naciones no han reducido sus emisiones GEI sino que incluso las han incrementado, la ONU ha convocado a los líderes políticos, a la comunidad científica y a las organizaciones no gubernamentales, además del sector privado y a representantes de la ciudadanía, para demostrar que las autoridades están escuchando la demanda global de acción climática y para que anuncien sus estrategias para reducir las emisiones de GEI en un 45% para 2030 y a cero netas para 2050.
La energía eólica y solar la salvación, pero no es suficiente
“Las nuevas tecnologías y soluciones de ingeniería ya están suministrando energía a un coste inferior al de la economía impulsada por los combustibles fósiles. La energía solar y la eólica terrestre son ahora las fuentes más baratas de nueva energía a granel en prácticamente todas las principales economías. Pero debemos poner en marcha un cambio radical”, asevera la ONU en la web de la cumbre.
Tal y como se acordó en la COP21 de París, los países signatarios deberán presentar el año que viene sus planes actualizados de mitigación del cambio climático. Así, la ONU ha invitado a los actores de la sociedad internacional, para monitorizar sus progresos y comprobar que están “haciendo sus deberes” o preparándose para ello, de cara a la agenda de 2020.
A la cumbre de Nueva York asistirán líderes globales, tanto en representación de las naciones como de las empresas y del activismo climático. Entre las personalidades más jóvenes estará la activista sueca Greta Thunberg, cuyas protestas —al principio solitarias— frente al parlamento sueco para reclamar acción climática ha fomentado la aparición de movimientos de protesta a lo largo y ancho del globo. Especialmente a aquellos más jóvenes, que son quienes sufrirán en buena medida los impactos de la crisis climática tras el año 2050, se han sentido inspirados por esta adolescente diagnosticada con síndrome de Asperger.
La COP25 se seguirá celebrando en diciembre
En cualquier caso, la Cumbre sobre la Acción Climática ONU 2019 no cancela la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ( COP25 ) programada para celebrarse a finales este año en Santiago de Chile, tras la negativa de Brasil de acoger el evento, a causa principalmente de la postura negacionista de su actual presidente, Jair Bolsonaro.