Aprende a cuidar adecuadamente tu saco, y puede que no tengas que lavarlo en años.
Después de un largo día de excursión o de viaje en canoa, no hay nada peor que meterse en un saco de dormir que huele mal. Evita ese malestar aprendiendo a cuidar y limpiar tu saco de dormir con regularidad. Hará que la acampada sea mucho más agradable, a la vez que mantendrá el rendimiento de tu saco y prolongará su vida útil.
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Airea el saco.
Hazlo con la mayor frecuencia posible. Una buena estrategia es ventilar el saco de dormir durante el desayuno, si hace buen tiempo. Saca la cremallera, ponlo sobre un coche, una mesa de picnic o una canoa, y déjalo respirar. Esto contribuirá en gran medida a mantener la frescura durante el viaje.
Lávala a fondo.
No dudes en abordar las pequeñas manchas de suciedad con un paño húmedo con jabón o un cepillo de dientes. Si tienes paciencia, puedes lavar toda la carcasa exterior de la mochila sin tener que sumergirla entera. REI es un gran aficionado al lavado de manchas, diciendo, «A menos que la bolsa se haya ensuciado de forma inusual, pueden pasar muchos años antes de que necesite un lavado completo». Después, déjala secar bien a pleno sol antes de guardarla.
Lávala.
Si tu bolsa se ensucia mucho o huele mal (o un niño se hace pis en ella accidentalmente), tendrás que lavarla adecuadamente. Lee primero la etiqueta del fabricante, aunque lo mejor suele ser hacerlo a mano. Tanto los sacos sintéticos como los rellenos de plumón pueden lavarse de las siguientes maneras, aunque ten en cuenta que los sacos de plumón suelen ser más frágiles.
Lávalo en una bañera o en un recipiente grande con un limpiador suave y natural y agua caliente. Moja bien el saco, frótalo suavemente y déjalo reposar durante 10 minutos. Exprime y aclara. Repite la operación hasta que haya desaparecido todo el jabón.
Algunos sacos de dormir pueden lavarse a máquina, sobre todo los de los niños. Estos pueden ir en una lavadora de carga frontal, aunque asegúrate de que tienes espacio suficiente para que el saco se expanda. No utilices una lavadora de carga superior, ya que el agitador puede romper el tejido.
Nunca limpies en seco un saco de dormir porque los productos químicos utilizados en el proceso pueden dañar la capacidad del saco para retener la humedad. No utilices lejía, suavizante ni ningún otro tipo de producto químico en el lavado. Evita los detergentes y limpiadores convencionales que pueden obstruir cualquier tratamiento de repelencia al agua en la superficie de tu saco.
Sécala bien.
Diario de aventuras recommends air-drying it open and flat, girando cada 20 minutos hasta que esté «bien seco». » Agita periódicamente para que se esponje, o rompe manualmente los trozos de aislamiento con las manos.
A mí me gusta el secado al aire para eliminar la mayor parte de la humedad, pero luego meto la bolsa en la secadora para que se esponje bien. Sólo podrás secar una bolsa a la vez, y debe tener suficiente espacio para expandirse; si no, llévala a una lavandería.
La secadora debe utilizarse a baja temperatura, ya que el calor elevado puede derretir el aislamiento sintético.
Piensa en el futuro:
Hay algunas cosas que puedes hacer para asegurarte de que un saco de dormir nunca se ensucie demasiado.
Duerme con ropa limpia: Llevar un pijama designado en un viaje puede ahorrarte mucho trabajo; lo mismo ocurre con la limpieza de la llave de los pies antes de meterte en la cama por la noche. También puedes comprar un forro extraíble para el interior que sea fácil de lavar.
Protege tu saco del suelo: Asegúrate siempre de que hay algo debajo de tu saco de dormir, especialmente si duermes bajo las estrellas. Aunque algunos sacos están diseñados para tener una capa impermeable duradera, ésta puede ensuciarse con la resina de los pinos y otras cosas, así que utiliza una almohadilla o una lona.
Guárdalo bien: No dejes nunca un saco de dormir en su interior. Guárdalo en una percha en un armario, o utiliza un saco de algodón/malla más grande que le permita expandirse y respirar.