Ciudades contaminadas, una responsabilidad de todos

Ir a correr al parque, jugar al baloncesto al aire libre o hacer yoga sentado en un césped. A priori, diríamos que estas actividades son beneficiosas para nuestra salud, tanto física como mental. En las ciudades contaminadas, sin embargo, practicar deporte no resulta tan positivo.  Así lo señaló un estudio del Instituto de Salud Global realizado en Barcelona, que reveló que las partículas nocivas en el aire contaminado de la ciudad pueden menguar los beneficios del deporte.

Al inhalar más cantidad de aire -porque así nos lo piden los pulmones cuando hacemos ejercicio- nuestros organismos asumen más sustancias dañinas que pueden afectar al sistema respiratorio. La cuestión no es baladí, y menos si tenemos en cuenta que más de la mitad de la población vive en ciudades. Actualmente, la polución urbana ocasiona la muerte prematura de 7 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo afirma que nueve de cada diez personas en el mundo viven actualmente en zonas con niveles de partículas contaminantes superiores al límite de seguridad que marcan las directrices.

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Ciudades más contaminadas de España

Según denuncian varias ONG, las ciudades más contaminadas incluyen urbes como a Coruña, Avilés, Barcelona, Granada, Huelva, Lleida, Madrid, Murcia, Santander, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza. Además, Madrid, Barcelona, Guadalajara, Sevilla, Zaragoza y Salamanca, presentan niveles de dióxido de nitrógeno por encima del máximo en la normativa (200 microgramos por metro cúbico).

El principal causante de la contaminación atmosférica en las ciudades es, según los expertos, el tráfico rodado, aunque también las emisiones de las calefacciones en los hogares constituyen una importante fuente de polución. Los principales contaminantes son los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre, las partículas y el ozono.

El problema, más allá de su impacto medioambiental, presenta riesgos para la salud como es el aumento de probabilidad de sufrir accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas (entre otras, el asma).

La solución a las ciudades contaminadas son las políticas adecuadas

Para revertir la situación, la OMS aconseja políticas e inversiones de apoyo a medios de transporte menos contaminantes, viviendas energéticamente eficientes, generación de electricidad y mejor gestión de residuos industriales y municipales.

Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de Naciones Unidas, por su parte, también sitúan entre sus metas para 2030 “reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo” (ODS 11).

Qué hacer para evitar la contaminación en las ciudades

Los Ayuntamientos están actuando. De hecho, fue gracias a los planes de calidad del aire de Madrid y de Barcelona que la Comisión Europea decidió finalmente no llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la UE, dada la elevada contaminación atmosférica en ambas ciudades.

En el caso de la capital, su propuesta para reducir la contaminación, el denominado “Plan A”, incluye treinta medidas, la primera de las cuales es activar, desde junio de este año, una “Zona Central Cero Emisiones”. Ampliando cuatro áreas de prioridad residencial ya existentes, se eliminará el tráfico de paso en el distrito Centro, dando más espacio al peatón, el ciclista y el transporte público a fin de “crear un entorno más agradable, con menos ruido y contaminación”.

Madrid también buscará reducir la huella ecológica de la logística en la ciudad, un sector en alza gracias al avance del comercio electrónico y el consecuente aumento en transporte de mercancías. Para ello, dará preferencia de acceso y de horario en el área central y en la zona SER a todos los vehículos de bajas emisiones destinados a la distribución de mercancías. También, para incentivar la movilidad sostenible en bicicleta, se prevé integrar el servicio municipal de bicicletas eléctricas (BiciMad) en la tarjeta de transporte público y se ampliará la red ciclista, entre otras medidas.

Madrid no es una excepción escala nacional, y mucho menos a escala europea. La mayoría de las grandes ciudades del viejo continente ya han tomado medidas para reducir la presencia del vehículo privado en sus centros urbanos. En ello están, por ejemplo, París, Londres, Milán o Hamburgo, cuyo plan 2030 prevé cerrar literalmente el centro de la ciudad a los vehículos contaminantes.

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