El aceite de moringa procede de la semilla de la Moringa oleifera, también llamada «baqueta» o «árbol milagroso», originaria de África y Asia. Durante mucho tiempo ha sido apreciada no sólo por su valor nutritivo, sino también por sus innumerables usos estéticos. Contiene más vitamina C que una naranja, más vitamina A que una zanahoria, más potasio que un plátano, más calcio que la leche y la asombrosa cifra de 25 veces más hierro que las espinacas. También está repleto de aminoácidos y antioxidantes, por lo que el aceite de moringa se ha considerado un ingrediente sagrado para la piel.
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Beneficios del aceite de moringa
La moringa, que crece más abundantemente en la India, ha sido un elemento básico del Ayurveda durante siglos. He aquí algunas de las formas en que se cree que beneficia a la piel.
- El aceite de moringa hidrata la piel seca gracias a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados (40%), que proporcionan y retienen la humedad.
- Se trata de un aceite de ricino con un alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados (40%) que proporciona y retiene la humedad.
- Es un antiinflamatorio.
- Se trata de un antiinflamatorio.
- Actúa como barrera natural, desviando los radicales libres dañinos como los rayos UV y la contaminación.
- Se trata de una barrera natural que desvía los radicales libres dañinos como los rayos UV y la contaminación.
- Tiene propiedades antibacterianas, antifúngicas y antimicrobianas.
- Se trata de un producto que regula el sebo.
- Regula la producción de sebo manteniendo la piel hidratada, lo que da lugar a una piel menos grasa.
- Se trata de un producto de alta calidad.
Se trata de un producto de la industria de la construcción.
Aquí tienes siete formas de utilizar el aceite de moringa para conseguir una piel brillante, incluida una receta de mascarilla facial DIY y la mejor forma de incorporar este ilustre ingrediente a tu rutina de cuidado solar totalmente natural.
Limpia tu rostro con aceite de moringa
El aceite de mora es la introducción ideal a una rutina de limpieza con aceite. Si has dudado en probar esta tendencia poco ortodoxa, considera sumergirte con este extracto de semilla ligero, de rápida absorción y no graso. Como resultado de la hidratación continuada, puede que incluso notes una reducción de la producción de sebo (por tanto, una piel menos grasa).
El aceite de moringa es lo suficientemente suave como para actuar como aceite portador de ingredientes más potentes, aunque deberías probarlo en el brazo antes de utilizarlo en el rostro. Para una limpieza suave con aceite introductorio, combina partes iguales de aceite de moringa, aceite de tamanu y aceite de ricino negro. Aplícalo con un masaje sobre la piel húmeda -con un paño limpio si deseas exfoliarla- y luego aclara.
Añádelo a tu rutina de cuidado solar
Un estudio de 2018 demostró que los extractos de moringa «confieren valores significativos de protección [solar]», con un FPS de dos. Los CDC recomiendan usar un FPS 15 como mínimo -y muchos dermatólogos recomiendan 30-, por lo que el aceite de moringa no es suficiente como protección solar por sí solo. Sin embargo, añadirá una capa adicional de defensa a tu rutina habitual de protección solar. Aplica siempre los aceites faciales antes de la protección solar.
Haz tú mismo una manteca corporal
El aceite de moringa es una potencia de ácido oleico. Su componente estrella, que constituye aproximadamente una cuarta parte de toda su composición, es un célebre emoliente. Penetra profundamente en la piel, hidrata y retiene la humedad.
Advertencia
Aunque es un humectante, el ácido oleico -y, por defecto, el aceite de moringa- puede comprometer la función de barrera de la piel. Limita su uso a no más de dos veces por semana y mézclalo con un aceite portador más suave, como el de almendras, si tienes la piel especialmente sensible.
Haz tu propia manteca corporal con 2/3 de taza de manteca de karité, 1/4 de taza de aceite de moringa, 1/8 de taza de aceite de jojoba y cinco cucharaditas de almidón de tapioca. Ablanda la manteca de karité al baño María, y luego bátela con una batidora de inmersión, añadiendo los aceites después de un par de minutos. Una vez que los aceites estén bien mezclados, añade el almidón de tapioca y mezcla bien. Termina con hasta 30 gotas de aceite esencial (opcional).
Utilízalo como tratamiento de manchas
La abundancia de propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias del aceite de moringa lo convierte en un gran tratamiento natural para las manchas. Cuando se aplica sobre una mancha molesta, el versátil extracto de la planta ayuda a absorber la suciedad y las bacterias del poro, reduciendo potencialmente parte del enrojecimiento y la inflamación. Las vitaminas A, C y E también favorecen la recuperación de la piel.
Haz una mascarilla facial con moringa
Puedes aprovechar los beneficios del aceite de moringa sin tener que limpiarte con él ni frotarlo directamente en la piel. Una forma de facilitar la práctica inherentemente aterradora de usar aceites en la cara es quizás con una mascarilla facial semanal. Ésta la puedes hacer en casa con aceite de moringa, linaza y yogur griego.
Simplemente combina una o dos cucharadas de linaza (según el grosor que desees), tres cucharadas de yogur griego antibacteriano (o una alternativa vegana) y cuatro gotas de aceite de moringa, y deja la mezcla en tu cara durante unos 30 minutos.
Frótalo en el cuero cabelludo
El cuero cabelludo también constituye una piel, y el de algunas personas es especialmente propenso a la sequedad y la irritación. Un masaje regular del cuero cabelludo con aceite de moringa -mejor aplicarlo a los pocos minutos de salir de la ducha, mientras la piel aún está húmeda- podría ayudar a aliviar el picor y las escamas. Sus abundantes ácidos grasos ayudarán a retener la humedad y a mantener tu cabeza hidratada, incluso después de haberla enjuagado.
Incluye el aceite de moringa en tu alimentación
Una de las mejores formas de conseguir una piel radiante con el aceite de moringa es ingerirlo. Al fin y al cabo, tu piel es un órgano -el más grande, nada menos- y debe nutrirse como tal.
La grasa monoinsaturada derivada de la semilla está cargada de vitaminas y fitonutrientes que recorren el cuerpo fomentando la regeneración celular, dejándote un cutis flexible y lleno de energía. Puedes tomar el aceite de moringa en cápsulas, añadirlo a los batidos o cocinar con él. Sólo asegúrate de que la etiqueta diga que es de calidad alimentaria.